domingo, 13 de noviembre de 2011


No será esta la primera vez que los oprimidos y explotados de Colombia lloran a uno de sus grandes dirigentes. Ni tampoco la primera en que lo reemplazarán con el coraje y la convicción absoluta en la victoria

Escuchamos de la oligarquía colombiana y sus generales el anuncio oficial de la muerte del Camarada y Comandante Alfonso Cano. Resuenan aún sus alegres carcajadas y sus brindis de entusiasmo. Todas las voces del Establecimiento coinciden en que ello significa el final de la lucha guerrillera en Colombia.

La única realidad que simboliza la caída en combate del camarada Alfonso Cano, es la inmortal resistencia del pueblo colombiano, que prefiere morir antes que vivir de rodillas mendigando. La historia de las luchas de este pueblo está repleta de mártires, de mujeres y de hombres que jamás dieron su brazo a torcer en la búsqueda de la igualdad y la justicia.

No será esta la primera vez que los oprimidos y explotados de Colombia lloran a uno de sus grandes dirigentes. Ni tampoco la primera en que lo reemplazarán con el coraje y la convicción absoluta en la victoria. La paz en Colombia no nacerá de ninguna desmovilización guerrillera, sino de la abolición definitiva de las causas que dan nacimiento al alzamiento.Hay una politica trazada y esa es la que se continuará.

Ha muerto el Camarada y Comandante Alfonso Cano. ha caido el mas ferviente convencido de la necesidad de la solución política y la paz.  ¡viva la memoria del comandante Alfonso Cano!

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 5 de noviembre de 2011

Saludo al Encuentro Nacional por l Paz en Barrancabermeja


47 Años de Batallas por la Paz de Colombia
 desde la Resistencia Armada

 

Colombianas y colombianos, hermanas y hermanos de Latinoamérica: en este mes de mayo se cumplen 47 años de barbarie impuesta a nuestra patria, 47 aciagos años de muerte aleve, de persecución implacable, de encarcelamientos injustos, de negación de derechos fundamentales a los ciudadanos, de despojo de tierras y viviendas, de destierros y desplazamientos, de enriquecimientos inmorales y de empobrecimiento violento, tan violento como la pobreza misma, causados por los distintos gobiernos que han ejercido el poder para la opulenta minoría.




47 años de violencia partiendo desde el día que el bipartidismo liberal-conservador personificado en el excluyente, corrupto e infame pacto de alternación presidencial del Frente Nacional, en el gobierno de Guillermo León Valencia tomó la decisión de enrumbar el curso histórico de la patria por los despeñaderos de la barbarie, lanzando la más grande ofensiva militar que hasta el momento se conociera en Latinoamérica, con más de 16.000 efectivos de la fuerza armada gubernamental y orientada desde la Casa Blanca, en su estrategia para el control geopolítico del continente y contener los vientos de dignidad e independencia que soplaban desde la revolución cubana, articulado en el Plan LASO (Latin American Security Operation)para aniquilar al campesinadode Marquetalia.

 

Es que la violencia y el arrodillamiento ante el amo yanqui, ha sido por excelencia la conducta política de las clases gobernantes en Colombia.


Hay verdades que incomodan a las clases que detentan el poder y a sus portavoces, como la de que, la violencia es la característica principal de su conducta política, y por eso lanzan a escena todo su tinglado mediático para hacer de sus trampas y mentiras “verdades oficiales”, como la justificación para la agresión a las comunidades agrarias en Marquetalia, bajo el estigma de “repúblicas independientes”, cuandoel corifeo de la sinrazón, en el congreso de la república, encabezado por el senador ultraconservador Álvaro Gómez Hurtado azuzó el terror para desplazar a sangre y fuego la resistencia en Marquetalia, por encima del clamor nacional de paz que los acompañó, y obligándolos a proferir la resistencia de las FARC-EP que crece imbatible acompañada de amor, esperanzas, iniciativas y críticas de los colombianos.


Desde Marquetalia hasta hoy, las FARC-EP jamás hemos renunciado a la solución política del conflicto social y armado, que la oligarquía colombiana profundiza en cada ciclo de gobierno, porque la búsqueda de la paz con justicia social es parte de nuestra génesis y razón de lucha, además de la certeza de que es con la participación del pueblo volcado en acciones e iniciativas como la construiremos.

 

Es con el pueblo empujando por la distribución justa de la tierra, por el establecimiento de efectivas políticas de salud que prioricen en el hombre y en la mujer y, no en las cuentas bancarias de los emporios económicos de la corrupción que la comercializan; por alcanzar estrategias sociales que prioricen en vivienda digna en campos y ciudades, educación para todos, democracia plena para la convivencia nacional y el ejercicio pleno e integral de los derechos humanos; por reducción del gasto militar y el redireccionamiento de la política de defensa.

 

Es la movilización de todos los sectores de la sociedad colombina quien impondrá la salida política del conflicto, iniciando con el acuerdo humanitario que libere a todos los presos políticos que se encuentran en las cárceles del régimen y a los prisioneros de guerra en poder de la insurgencia.


Cuando el gobierno ordenó el ataque a Marquetalia, los campesinos agredidos elevaron su voz por salidas de paz y bienestar, pero la ambición bipartidista del Frente Nacional desató el desangre que nos azota. Y todas las amenazas cayeron contra las fuerzas de resistencia encabezadas por los legendarios comandantes Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Isaías Pardo, Hernando Gonzales Acosta, Jóselo Lozada, Ciro Trujillo, Miguel Pascuas, Fernando Bustos, Jaime Guaracas, Miriam Narváezy los 46 integrantes de la pléyade fecunda de la gesta Marquetaliana y de la insurgencia que hoy representamos las FARC-EP.

 

Y prometieron su aniquilamiento físico y con ello el fin de la resistencia en pocas semanas. Desde entonces las amenazas y el “fue dado de baja”, el “va gravemente herido”, el “le estamos respirando en la nuca”, “en cinco meses los derrotamos”,el “necesito otros cuatro años para derrotarlos”, o el “este es el fin del fin” ha sido el argumento para justificar el exponencial gasto militar, que ha disparado la fuerza pública armada a más de 500 mil efectivos, y que consumirá la quinta parte del presupuesto nacional del año entrante. Y, que además, recepcionó cerca de los casi $10.000 millones de dólares de ayuda norteamericana del fracasado Plan Colombia, ratificando lo falaz de la publicitada tesis gubernamental del “pos-conflicto”, pero profundizando las desigualdades que hoy deja a más de 30 millones de pobres.


En este casi medio siglo de confrontación armada, hemos puesto todas nuestras energías por la solución política del conflicto, pero los sectores del poder, que se crecen de privilegios en la guerra, han disparado sus arsenales para que ello no sea posible. Los acuerdos de la Uribe, firmados hace 27 años y que fueron esperanza de paz y prosperidad para la nación, fueron ahogados en sangre con el asesinato de más de cinco mil integrantes de la UP, el mayor genocidio contra un partido de oposición esperanzado de paz.

 

En Caracas y Tlaxcala pusimos todo nuestro entusiasmo por retomar los caminos de la solución política, pero el guerrerismo de la clase dirigente, ostentado en la guerra integral del gobierno neoliberal de Cesar Gaviria, le apostó al juego de la derrota militar de la guerrilla,y en lo económico a la llamada apertura, que dejó en la quiebra a cientos de medianas y pequeñas empresas elevando los niveles de pobreza.

 

A los diálogos del Caguán llegamos con los equipos espigados con las esperanzas de reconciliación del pueblo, pero la estrategia de la clase dirigente, orientada desde Washington, no era de paz, era ganar tiempo para recomponer las estructuras de su fuerza armada golpeada duramente por el accionar de las FARC-EP y desarrollar los planes de guerra contenidos en el fracasado Plan Colombia y poner el territorio a disposición de las fuerzas de ocupación yanquis y cabeza de playa para la agresión contra los pueblos hermanos de América Latina que construyen soberanía y democracia.


La violencia nunca ha sido nuestra razón de ser, la violencia nos la impusieron y es la característica principal de un régimen decadente que medra en ella. Que asesina a los opositores para monopolizar el poder político y crecer las chequeras de la corrupción o alcanzar reconocimiento dentro de la estratificación de la muerte que estableció el ministerio de la defensa, para recompensar los crímenes de Estado y que para eludir su responsabilidad, eufemísticamente los han denominado “falsos positivos”.

 

Violencia que ha desplazado a más de 5 millones de compatriotas y desaparecido a más de 19 mil colombianos, solamente en los 8 años de gobierno de Uribe Vélez, para enriquecimiento de industriales, agroindustriales, ganaderos, narco-terratenientes y militares.


Nuestra razón de ser es la paz de la vivienda digna, la del desarrollo humano equilibrado, la de la educación gratuita en todos los niveles, la de la salud preventiva para toda la nación, la de la reforma agraria integral que beneficie a las comunidades campesinas, indígenas y afro descendientes,la del salario justo y del empleo garantizado,la de la protección integral del medio ambiente, la de las garantías políticas para el debate y la participación en los órganos del poder político, la garante del ejercicio pleno de los derechos humanos integrales, la del respeto y garantías a las comunidades LGTV, la del reconocimiento pleno a los derechos de género, la del reconocimiento al aborto como parte sustancial de una sociedad que debe crecer en derechos y la del derecho a la protesta y a la movilización social.

 

Y por esta paz nos la hemos jugado toda, hasta la vida misma, como lo han refrendado con generosidadcientos de combatientes, entre quienes destacamos, con compromiso indeclinable, a los inolvidables comandantes guerrilleros Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Efraín Guzmán, Raúl Reyes, Iván Ríos, Jorge Briceño, Mariana Páez y a todos nuestros héroes farianos.


Compatriotas, la paz es un derecho que tenemos que hacer realidad en esta patria inundada de vejámenes.

 

La barbarie no puede seguir siendo parte de nuestro destino durante otros 47 años más, y menos ahora que con la movilización podemos imponernos un futuro cierto y civilizado, ahora que el terror y el miedo acrecentado por el modelo de Estado mafioso que implantó Uribe Vélez se devela de la corrupción que ocultó la exaltada “seguridad democrática” donde la parapolítica, la Yidis-política, los “falsos positivos”, los encarcelamientos masivos, las fosas comunes en todo el país, el robo de recursos destinados al campo mediante el programa “Agro-ingreso seguro” para enriquecimiento de los aliados clientelares del régimen, las zonas francas para beneficio del bolsillo familiar del ex presidente, los seguimientos ilegales del DAS, la extradición de sus aliados narco-paramilitares para asegurarse impunidad, las mansiones dentro de guarniciones militares para albergar a oficiales de las fuerzas armadas condenados por crímenes de guerra y de Estado no amedranta ya a nuestro pueblo, como este lo ha expresado ya en sus reiteradas manifestaciones.

 

Movilizaciones que vienen creciendo desde el año pasado, y crecerán, como el clamor de justicia social que reclama la nación, contra el continuismos del Uribismo que representa la “Unidad Nacional”del presidente Juan Manuel Santos, su neoliberalismo que propende un modelo de enclave garantista para las multinacionales minero-energéticas que profundizará la crisis humanitaria que afecta al país y la medioambiental que azota inclemente a la nación en cada cambio de estación, de recorte y represión a las libertadespúblicas, de profundización del conflicto social y armado justificado en una concepción de seguridad nacional impuesta desde Washington y que fundamenta todas las modalidades de crímenes de Estado que se aplican en Colombia, de impunidad a la corrupción que campea en todos los estamentos del Estado como los carteles de la salud que estableció la ley 100. Pero será la movilización y la unidad de todos, de todas las organizaciones y expresiones de lucha como será posible alcanzar la reconciliación y la reconstrucción de la nación, y nuestros esfuerzos, y los de todas y todos los combatientes farianos, se ponen a disposición de esta patriótica empresa.


A estos 47 años de barbarie oligárquica, tenemos que imponer la salida civilizada al conflicto con el incontenible poder de la movilización. Invitamos a todas las colombianas y colombianos, y a sus organizaciones para que visibilicemos todas las esperanzas de paz con justicia social que palpitan en el corazón de la patria, con actividades culturales, exposiciones de arte, de música, danza y poesía; en encuentros deportivos, caminatas ecológicas, encuentros literarios, grupos de estudio, foros, conversatorios, encuentros, talleres, movilizaciones y marchas, para que la antorcha de la paz se encienda desde ya, e ilumine las añosas esperanzas que nos han querido cercenar. Y saludamos a todas nuestras hermanas y hermanos de Latinoamérica que han venido acompañando al pueblo colombiano en este empeño.


Convocamos a todo el pueblo a la acción y a la movilización, para enrumbar a la nación por el camino de la solución política y dialogada, imponiendo reglas fiscales cuyo propósito consista en beneficiar a los más desprotegidos, con gravámenes más altos para los que mayores ganancias adquieran. A establecer una política de salud pública que haga énfasis en la colombiana y el colombiano común, y no en los bolsillos de los pulpos financieros y de los carteles mafiosos que de ella se benefician como lo evidencia el atraco de Saludcop producto de un modelo diseñado exclusivamente para beneficio económico de los empresarios.

 

Por una política educativa que redima y eleve los niveles de investigación científica de la nación y no la chequera de los monopolios privados de la enseñanza. A establecer una ley de víctimas, restitución de tierras, en beneficio de los sin tierra, de los despojados y de las víctimas, para que la impunidad y repetición de los crímenes de Estado no siga siendo la regla, y que avance hacia una profunda y verdadera reforma agraria y no la pretendida política del presidente Santos de entregar baldíos a los sin tierra y las tierras fértiles a los empresarios agroindustriales y terratenientes.

 

A que se protejan los recursos naturales de la explotación de las multinacionales que desplaza a la minería artesanal y a la pequeña minería y deteriora el medio ambiente. A derrotar el continuismo de la llamada “seguridad democrática”, ahora denominada “unidad nacional” y que persiste en la militarización de la nación y en la criminalización de la protesta social, de sus organizaciones y dirigentes. A imponer una reforma al infame régimen de pensiones y a las lesivas normas laborales que exprimen al trabajador y holgan a los patronos.


En estos 47 años de batallas por la paz de Colombia desde la resistencia armada, nos ratificamos en el empeño de la reconstrucción y reconciliación de la Colombia bolivariana, la patria grande y el socialismo, iluminados por el pensamiento unitario del libertador Simón Bolívar. Porque la unidad y la paz si son posible.



Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, mayo 27, 2011

“Siempre será posible construir escenarios e iniciar conversaciones directas de horizontes ciertos, con cualquier gobierno incluyendo al actual pese a que este, empezando con su mandato, redujo las posibilidades al imponer una ley que cierra puertas a diálogos dentro del país. Pero somos optimistas sobre la eventualidad de lograrlo”.
Alfonso Cano, Comandante de las FARC-EP en entrevista con El diario Público, de España 11-6-2011

Alfonso Cano, cuyo nombre civil es Guillermo León Sáenz Vargas (Bogotá, 1948), es el comandante de la guerrilla más antigua del mundo. En esta entrevista con Público, la primera que concede a un medio de comunicación en 19 meses, el líder intelectual de la guerrilla analiza la época de Alvaro Uribe y mantiene qué es difícil avanzar en el camino hacia la resolución de la guerra civil que dura ya décadas con el nuevo mandatario Juan Manuel Santos. Cano contestó a las preguntas a través de un cuestionario que devolvió firmado el 21 de mayo de 2011 en “las montañas de Colombia”.

¿Cuáles son las razones por las que luchan las FARC?

Nuestros objetivos son la convivencia democrática con justicia social y ejercicio pleno de la soberanía nacional, como resultado de un proceso de participación ciudadana masivo que encause a Colombia hacia el socialismo.

Son la guerrilla más antigua del mundo. ¿Siguen vigentes los motivos por los que iniciaron su lucha armada o éstos han cambiado con el tiempo?

En estos 47 años se desató una vertiginosa transformación en la ciencia y en la tecnología, se elevaron los índices de crecimiento económico en muchos países, colapsó el modelo soviético de construcción socialista e irrumpió incontenible la República China. Sin embargo, pese a todo ello y a muchas otras novedades trascendentes, el hambre creció en el planeta, las injusticias, las brechas sociales y los conflictos persistieron y aumentaron mientras que cerca de 10.000 individuos espantosamente adinerados deciden la suerte de miles de millones de personas. Las FARC nacimos resistiendo a la violencia oligárquica que utiliza sistemáticamente el crimen político para liquidar a la oposición democrática y revolucionaria; también como respuesta campesina y popular a la agresión latifundista y terrateniente que inundó de sangre los campos colombianos usurpando tierras de campesinos y colonos, y nacimos también, como actitud digna y beligerante de rechazo a la injerencia del Gobierno de EEUU en la confrontación militar y en la política interna de nuestra patria, tres razones esenciales que gestaron a las FARC tal como se señala en el Programa Agrario de Marquetalia elaborado y difundido en 1964. Una somera mirada sobre la realidad colombiana de mayo de 2011 nos muestra que, a pesar del contexto internacional reseñado, estos tres factores germinales persisten y se agravan en la actualidad. 

¿Cree que es posible abrir un proceso negociador con el presidente Juan Manuel Santos?
Con el esfuerzo mancomunado de muchos sectores progresistas y democráticos interesados en una solución incruenta del conflicto, siempre será posible construir escenarios e iniciar conversaciones directas de horizontes ciertos, con cualquier gobierno, incluyendo al actual pese a que este, empezando con su mandato, redujo las posibilidades al imponer una ley que cierra puertas a diálogos dentro del país. Pero somos optimistas sobre la eventualidad de lograrlo.   

Ante la negativa del Gobierno de aceptar canjes de rehenes por guerrilleros presos, ¿qué planes tiene para los secuestrados que siguen en poder de las FARC?

Le entiendo que usted se refiere a los prisioneros de guerra que tenemos en nuestro poder, porque una aproximación desapasionada, rigurosa y objetiva al tema, en una confrontación política, social y militar de cerca de 47 años, que enfrenta a dos adversarios debe aludir a prisioneros de guerra que las partes capturan en el devenir de esa confrontación, ¿cierto?. La negativa actual del gobierno al canje no tiene por qué arredrarnos en la aspiración de tener con nosotros, libres, a los camaradas presos en la actualidad y a que regresen a sus hogares los prisioneros, militares y policías capturados en combate, que tenemos en nuestro poder, a quienes sus familias también aspiran a tener de nuevo en su seno. Por encima de la indiferencia del Estado sobre los propios soldados, vamos a perseverar. Se sabe que mientras perdure una confrontación habrá prisioneros en poder de las partes.

El Comité Internacional de la Cruz Roja es un organismo neutral encargado de velar por el cumplimiento del derecho internacional humanitario. En su último informe indica que "mientras las partes en conflicto adelanten los enfrentamientos armados en zonas rurales, la población que habita estas áreas vive en permanente peligro y está expuesta a violaciones del DIH como: homicidios y/o ataques a personas protegidas por el DIH: desapariciones forzadas; violencia sexual; toma de rehenes; reclutamiento forzado; malos tratos físicos y/o psicológicos; y desplazamiento forzado. La falta de respeto al principio de distinción entre combatientes y civiles, las presiones para colaborar generando represalias directas contra los civiles, la ocupación de bienes civiles privados o públicos y la contaminación por armas son otros factores agravantes que afectan la vida de las comunidades".

¿Cuáles de estas violaciones comete las FARC?

Para ser rigurosos habría que referir uno a uno los casos informados por el CICR y como este no es el espacio adecuado, le puedo comentar que para nosotros, lo primero y más importante de nuestra lucha es la población, no solo por razones de principios políticos e ideológicos, sino prácticos de la guerra. Únicamente en la medida que respondamos a las necesidades objetivas de la población en cada área, podemos resistir, crecer y avanzar. De lo contrario es imposible.

Hace años y dada la intensidad de los combates, difundimos unas normas de comportamiento para que la población civil no permitiera su utilización como escudo por parte de la fuerza pública que construye cuarteles en medio de los poblados, utiliza el transporte público para sus movimientos, entrevera caravanas de vehículos militares en medio del transporte civil para sus desplazamientos por carreteras, pernocta en las escuelas y colegios, etc., prácticas que la fuerza pública utiliza, creándole peligrosos riesgos a la población.

Eventualmente unidades nuestras pueden violentar las normas, pero como estamos regidos por unos Estatutos, unas Normas y unos Reglamentos de Régimen Disciplinario estricto, cimentados en una concepción revolucionaria de la vida, que armonizan las relaciones entre combatientes y también, las nuestras con la población civil garantizando una profunda, sincera, armónica y sólida relación, tomamos los correctivos que señalan nuestros documentos.

Respecto al DIH y a sus Protocolos adicionales, mantenemos algunas reservas porque, en ocasiones, dificultan la aproximación a ciertas situaciones, dado que fue concebido y diseñado para conflictos entre naciones y, pese a los protocolos adicionales, no siempre proporciona el justo equilibrio. Por ejemplo, calificar como "ejecuciones extrajudiciales" la homicida, criminal y sistemática práctica de las Fuerzas Armadas oficiales de Colombia durante los últimos 63 últimos años, de asesinar civiles, vestirlos con ropa militar y colocar armas a sus cadáveres para hacerlos pasar como guerrilleros "dados de baja" en combate, en un país que se ufana de ser un Estado de Derecho y cuya legislación no contempla la pena de muerte, posibilitó un trato benigno y celestino a los criminales, que ha escamoteado una condena drástica, vertical, diáfana y oportuna al terror desarrollado por el Estado colombiano desde hace más de 47 años.

La norma sobre el uso de armas no convencionales, es una reglamentación para la guerra entre naciones que no puede abarcar a movimientos populares como el nuestro que se armó desde un comienzo con palos y machetes para defenderse de una agresión gestada y ejecutada por el Estado, con la contribución militar, financiera y tecnológica de la Casa Blanca. Equivale a recriminar al bíblico David porque utilizó piedras para defenderse de la agresión del coloso Goliat.

Valdría la pena trabajar un escenario internacional donde analizar, desde diferentes ópticas, estas situaciones y otras del mismo tenor e intercambiar conceptos sobre la "neutralidad" que por encima de cualquier consideración, deben mantener quienes se reclaman sus garantes.

Las FARC hacen uso de minas antipersona, entre otras cosas contra operaciones de erradicación manual de cultivos de hoja de coca. ¿Por qué continúan usando un arma prohibida por el derecho humanitario y que todo el mundo acordó en 1998 erradicar en el Tratado de Ottawa o la Convención sobre la prohibición de minas antipersonales?

Le reitero que acerca del armamento utilizado por la guerrilla en su lucha de resistencia, en la irregularidad de su táctica y como consecuencia de la asimetría que caracteriza una confrontación como la colombiana, será necesario que en un escenario internacional ampliamente representativo, con la presencia de la guerrilla revolucionaria por supuesto, nos ocupemos de abordar este tema con objetividad, sin mentiras, buscando unas conclusiones realistas que todos podamos acatar rigurosamente, incluyendo a los gobiernos. Es ridículo, por calificarlo de alguna manera, que cuando el Estado colombiano lanza operativos contra insurgentes en una proporción de 100 militares por cada guerrillero, con bombardeos de ablandamiento ejecutados con miles de toneladas de pentolita , realizados por una aviación dotada de cohetes de todo tipo, ametrallamientos desde sus centenares de helicópteros gringos y rusos de última tecnología, fuego de artillería con morteros de 120 mm, salgan luego los altos mandos militares a quejarse y a denunciar, porque muchas de sus unidades cayeron en campos minados en tan desigual teatro de operaciones. O, como también sucede, es criminal forzar a civiles a servirles como guía en sus labores de rastreo y seguimiento con consecuencias muchas veces lamentables para quienes han sido obligados. O, como sucede en otras ocasiones, es perversamente fariseo dar dinero a civiles para que ejerzan como soplones, quienes buscando información, muchas veces son víctimas de la confrontación.

Sin duda, nadie puede escatimar esfuerzos por separar a la población civil del conflicto. Esto debe privilegiarse en todos y cada uno de los hechos que se acometan como parte del conflicto, pero como entender esto en el caso de Colombia, donde el gobierno nacional desató una intensa campaña para reclutar civiles como informantes a cambio de dinero, integrándolos a un aparato llamado Red de Cooperantes, ¿se estarán ciñendo a las normas del DIH?. ¿O existe una contradicción entre su discurso maniqueo frente a la normatividad internacional y las políticas que desarrolla?. Son muchos los temas que deberá abocar una reunión de actualización del DIH, en la que sería vital la participación de los Estados Unidos de Norteamérica para también analizar la sindéresis entre las exigencias que hace al resto del mundo respecto a los Derechos Humanos y su práctica cotidiana y universal.

¿Tienen futuro las FARC si se mantienen al margen del narcotráfico? ¿Qué relaciones tienen ahora con el cultivo y tráfico de drogas? ¿Es hoy en día su principal fuente de financiación? ¿Cuánto dinero ingresan al año por este concepto?

Nuestra lucha por permanecer al margen del narcotráfico no ha sido fácil ya que en los últimos 30 años Colombia ha sido permeada y contaminada, de pies a cabeza, por los dineros del narcotráfico: las instituciones del Estado sin excepción, la industria, la banca, el comercio, la política, el deporte, el agro, la farándula, las fuerzas militares y de policía, y en general, el conjunto del tejido social.

La guerra contra las drogas decretada por la Casa Blanca ha sido un fracaso, especialmente en Colombia pues ha dejado una enorme estela de sangre, desintegración social y pérdida de valores sustantivos de la ética y a moral, mientras que el área sembrada de coca oscila pendularmente entre las 90 mil y las 180 mil hectáreas y el país continúa a la cabeza del tráfico mundial, según informes de diversos organismos internacionales.

De tiempo atrás, hemos manifestado nuestro acuerdo con la legalización o con la despenalización que, desde las épocas del premio nobel norteamericano Milton Friedman hasta hoy incluyendo a 4 expresidentes latinoamericanos y a gran cantidad de personalidades y organizaciones del mundo entero, se promueve como salida realista para liquidar definitivamente las enormes ganancias de este tráfico, manejar su creciente consumo como un problema de salud pública y desarrollar estrategias preventivas con la certeza de su superación definitiva.

En épocas del Caguán, en sesión especial ante embajadores y representantes de diversos países y organismos multilaterales, presentamos un plan detallado para experimentar en un área delimitada una estrategia de sustitución de cultivos que desestimulara a los campesinos cultivadores de coca y les contribuyera en la creación de alternativas económicas ciertas. Muchos narcotraficantes y dirigentes políticos de los partidos de gobierno se atravesaron a la propuesta y la frustraron.

El narcotráfico no es un problema de las FARC. Es un fenómeno nacional, latinoamericano y mundial al que se le debe hacer frente con una estrategia nacional y convergente encabezada por los primeros responsables y también grandes víctimas de este cáncer: los países desarrollados.

Quisiera serle taxativo en esto: ninguna unidad fariana, de acuerdo a los documentos y decisiones que nos rigen, pueden sembrar, procesar, comerciar, vender o consumir alucinógenos o sustancias psicotrópicas.

Todo lo demás que se diga, es propaganda.

Al margen del narcotráfico, ¿cómo se financian las FARC?

Las FARC - EP tenemos tres fuentes básicas de financiación: aportes de amigos y simpatizantes que creen sinceramente en el compromiso revolucionario de las FARC y en la causa por la que luchamos; impuestos que cobramos a los ricos, a través de la ley 002 y, rentas generadas de inversiones que mantenemos.

Las FARC han sufrido sus golpes más duros durante el Gobierno de Uribe, como la Operación Jaque, la Operación Fénix, la Operación Camaleón... ¿En qué situación se encuentra la guerrilla? ¿Cuáles son sus efectivos y qué territorio controla?

Para ser sinceros el golpe más serio y de mayor calado lo recibimos luego de la segunda conferencia guerrillera realizada en 1966, en el departamento de Quindio, donde perdimos gran cantidad de combatientes y el 70% de las armas. Solo hasta la quinta conferencia, después de muchos años, pudo decir el comandante Marulanda: "Por fin nos hemos repuesto del mal que casi nos liquida".

Operativos como Jaque, desarrollado a partir de la traición del jefe de la unidad guerrillera que vendió los prisioneros de guerra bajo su custodia, no tienen las connotaciones promocionadas por el Gobierno. Innumerables veces hemos rescatado nuestros presos de las cárceles del Estado. Son hechos de guerra que llaman a las partes a tomar nuevas medidas de seguridad. No modifican ni la concepción, ni los diseños operacionales ni mucho menos la estrategia de nuestra fuerza.

En los últimos 9 años, y como consecuencia de la mayor injerencia militar de Washington en los asuntos internos de Colombia, la guerra se ha intensificado. Hemos sufrido golpes. Las muertes de Raúl, de Jorge, de Iván Ríos y de muchos camaradas, nos duelen y nos generan ese dolor revolucionario que desata, incontenible, mayor compromiso con nuestros ideales de socialismo. Ya las hemos asimilado. Con el legado y ejemplo de nuestros héroes y mártires, las nuevas promociones toman su lugar y trinchera, nuevas promociones de revolucionarios dispuestos, como los más antiguos, a darlo todo, hasta la vida, por los objetivos de la Nueva Colombia.

Pero, se sabe que en toda guerra hay muertos, de ambos bandos , y la colombiana no es la excepción.

También estos 9 años, han demostrado el tamaño y la calidad del compromiso de las FARC con nuestros ideales de cambio y de transformación revolucionaria. Como es evidente en los partes militares también hemos golpeado a las fuerzas militares y paramilitares del estado, a las institucionales y a las para institucionales, a todas, incluyendo aquellas que tiran la piedra y esconden la mano, que cínicamente dicen desconocer la estrategia de los "falsos positivos", que niegan ante los medios su contubernio con el narcoparamiliarismo, pero le abren en la oscuridad de la noche las puertas secretas de sus palacios, mansiones y haciendas para conspirar contra la convivencia, la democracia y contra el pueblo.

Las FARC mantenemos nuestra influencia, sólida influencia, en las áreas donde existimos, por todos los rincones de la geografía nacional, nacida y cimentada en la justeza de nuestros planteamientos políticos, en nuestro trabajo y ayuda permanente a las comunidades, respeto hacia todas ellas y por nuestra autoridad surgida del compromiso sincero del que no pretende nada a cambio de su esfuerzo, salvo la satisfacción de aportarle esperanza al pueblo en su propia capacidad de movilización, organización, lucha y en su futuro bienestar.

No le puedo comentar cuántas unidades conforman las FARC - EP porque somos una organización irregular. Pero, accionamos, trabajamos y luchamos en todo el territorio nacional.

¿Qué hay de cierto en el supuesto contenido del ordenador de Raúl Reyes?

Los elementos que pudieron haber quedado funcionando, luego del bombardeo sobre la humanidad del Camarada Raúl y su guardia, fueron manipulados al amaño del gobierno. Ni la propia INTERPOL quiso comprometerse con las truculencias de Alvaro Uribe y manifestó públicamente, luego de un detallado análisis, que había sido quebrada la Cadena de Custodia, lo que significa, en buen romance, que luego de la muerte de Raúl se manipularon los contenidos del disco duro "sobreviviente", si fue que lo hubo luego de semejante infierno de explosivos. Se trataba de inventar y retorcer acontecimientos para chantajear a las FARC y a muchos amigos de la paz de Colombia con ese estilo muy particular que caracteriza al señor Alvaro Uribe y que impuso a toda su administración.
Esta semana que termina, la Corte Suprema de Justicia declaró como ilegal cualquier prueba levantada sobre los llamados computadores de Raúl Reyes, precisamente porque se manipularon los materiales supuestamente encontrados y además se desvirtuaron los procedimientos judiciales.

Curiosamente, no trascendieron informes que nos llegaban y que el Comandante Raúl debía de conservar, por ejemplo, alrededor de los pagos a altos oficiales de la policía, hoy generales, que hizo el narcotraficante Wilber Varela y que comentó personal y detalladamente a uno de nuestros comandantes en el Valle del Cauca el coronel Danilo González, quien aún en servicio activo, buscó a las FARC pretendiendo la liberación de unos sospechosos que habíamos retenido; tampoco se mencionaron informes precisos alrededor de la utilización plena del DAS por parte del paramilitarismo con la total anuencia del Presidente de entonces, ni de los encuentros, whisky en mano, en Bogotá, de jefes paracos con "prestantes" personalidades linajudas para planificar las agresiones contra la izquierda, ni otras muchas que harían muy larga esta entrevista y que seguramente no incluyeron en las copias que han ido regalando, a algunos de sus gobiernos amigos, a la CIA, al MI5 y al MI6 ingleses, al MOSSAD israelí y a otros que continúan publicitando inverosímiles historias a través de sus organizaciones de bolsillo.

¿Cree usted que el proceso de desmovilización de paramilitares impulsado por la ley de Justicia y paz ha sido exitoso? ¿Cuál es su opinión sobre este proceso?

Ese proceso se planificó y ejecutó como una farsa para sacar en limpio a los verdaderos jefes del paramilitarismo luego que Alvaro Uribe, uno de ellos, ganó las elecciones presidenciales en el 2002.

Como cobertura, utilizaron a narcotraficantes y sicarios con ínfulas de jefes contrainsurgentes, a quienes prometieron estatus político y respeto a sus incalculables fortunas. Luego los desecharon, en una historia que se recicla donde la aristocracia y algunos trepangos delinquen buscando el poder y la riqueza utilizando a criminales y bandidos, a quienes luego condenan, encarcelan o mandan asesinar en un repetido espectáculo de escarnio público.

El país sabe que el paramilitarismo es una estrategia del estado para asesinar sistemáticamente opositores, buscando ocultar la sangre que mancha hasta la médula a las instituciones públicas, detrás de bandas de sicarios y delincuentes de apariencia civil.
La oligarquía colombiana, impotente en su lucha contra los avances de la insurgencia revolucionaria, se entregó a la práctica paramilitar a la que posteriormente, en las décadas del 70, articuló con el naciente narcotráfico dando origen al narcoparamilitarismo, ensalzado y consentido socialmente por los poderosos durante largos años, quienes ahora luchan por zafarse del estigma y por lavar sus propias porquerías.

A los narcos que creyeron en sus palabras, los exhibieron y promocionaron como grandes jefes contrainsurgentes y luego, los extraditaron a los Estados Unidos con el fin de silenciarlos. Tiempo después, cuando desde allá y por la presión de las víctimas procedieron a confesar villanías, a mencionar a sus compinches, socios, contactos, mecenas políticos y militares, la oligarquía utilizó sus medios para sembrar la duda: ¿cómo creerle a un criminal y no a un aristócrata, a un político tradicional o a un prestigioso general de las Fuerzas Militares?.

 La ley de justicia y paz, ha sido una gran farsa, que pasó por la venta de títulos como "comandantes paramilitares" a sicarios narcotraficantes, pasó también por las fotos de grandes "desmovilizaciones" de desempleados y bandidos contratados para la ocasión con fusiles y armas compradas para la fotografía, y terminará con la absolución de Álvaro Uribe, en la comisión de acusaciones de la Cámara de Representantes del Parlamento colombiano, salvo que los millones de afectados por esta criminal estrategia le impriman una mayor dinámica a sus esfuerzos y luchas y se reciba mayor solidaridad mundial. Solo así en Colombia, como sucedió en Argentina y otros países, se podrá condenar también a los responsables materiales e intelectuales de las negras y sangrientas noches en que hundieron el país.

¿ Por qué tiene sentido la lucha armada para las FARC y no la defensa a través de vías democráticas de los ideales políticos y las transformaciones socioeconómicas que consideran necesarias?

Porque en Colombia a la oposición democrática y revolucionaria, la asesina la oligarquía. La masacre de la Unión Patriótica es la muestra palmaria.

A todo líder, a cualquier organización no oligárquica que amenace los poderes establecidos, lo asesinan o la masacran como parte de una estrategia oficial de Seguridad Nacional. Los poderosos la han instituido como característica de la cultura política y ahora la han incrustado en la concepción del Estado.

Extensos pasajes de la historia nacional que datan desde septiembre de 1828 cuando las facciones progringas colombianas de entonces atentaron contra el Libertador Simón Bolívar, hasta estos años, pasando por el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, del líder liberal Rafael Uribe Uribe, de Jorge Eliécer Gaitán, de Jaime Pardo Leal, de Luis Carlos Galán, de Bernardo Jaramillo Ossa, de Manuel Cepeda Vargas y de centenares de líderes más, parecieran ratificar un viejo y descarnado aserto popular: la oligarquía colombiana no entiende sino el lenguaje de los tiros.

Aquí en las FARC pensamos que a pesar de esa histórica agresión antipopular que caracteriza el devenir nacional, es realista e inaplazable trabajar la construcción de espacios de convergencia, donde entre todos los colombianos construyamos los acuerdos que cimenten la convivencia democrática. El comandante Jacobo Arenas insistió en que el destino de Colombia no podía ser la guerra civil, en consecuencia hemos luchado, una y otra vez, por encontrar con los distintos gobiernos, la salida política al conflicto colombiano. NO se ha logrado porque la oligarquía piensa en rendiciones y nosotros en cambios de fondo, democráticos, a la vida institucional y a las reglas de convivencia, pero no por ello, cejaremos de luchar la solución incruenta como esencia de nuestra concepción revolucionaria y sustento de la Nueva Colombia.

¿Qué lecciones sacaron de la creación del partido Unión Patriótica?

Fue una experiencia tan llena de riqueza como dolorosa, que debemos analizar y referenciar permanentemente. Dentro de sus muchas lecciones le podría mencionar algunas como lo difícil que es avanzar en un proceso de solución política, cuando la oligarquía colombiana mantiene sus estrategias de paz de los sepulcros y Pax Romana, pues frente a este proyecto mostró su mezquindad y fue esencialmente sanguinaria y cruel. Prefirió el asesinato de cerca de 5000 dirigentes democráticos y revolucionarios en una razzia de corte hitleriano, que abrir espacios a todas las vertientes de la izquierda, hecho que de haberse logrado hubiese generado una nueva dinámica en la confrontación política y posibilitado la concreción integral de los Acuerdos de La Uribe hace más de 25 años.

Con el exterminio de la UP no solo perdió una generación casi completa de dirigentes revolucionarios, la mayoría de ellos de gran dimensión política e inmensos valores éticos, cuya ausencia hoy es notoria en el escenario público de la nación como del continente, también se frustró por muchos años, la posibilidad de firmar un acuerdo de convivencia.

La experiencia de la UP nos enseñó que cualquier avance hacia la paz que surja de acuerdos exige la transparencia, que todo tropiezo debe clarificarse antes de emprender un nuevo escalón, pues los Acuerdos de La Uribe, origen de la UP, fueron saboteados por el Alto Mando militar desde el primer momento a pesar de lo cual, todos los comprometidos con dichos acuerdos, luchamos como Quijotes, por sacarlos adelante.

Pero logra la firma de acuerdos de paz en La Uribe en 1984 y garantizar su cumplimiento total hasta culminarlos, fue imposible. Así que los colombianos que emprendimos con gran optimismo y mayor entusiasmo una histórica jornada por la convivencia, perdimos esa batalla civilizada frente a los "enemigos agazapados de la paz", que hoy ya no se esconden tanto.

Un proceso de paz exitoso, tiene como premisa ineludible, el respaldo lento, decidido, transparente y activo, de la mayoría de la población.

No me cabe la menor duda que las nuevas generaciones de colombianos, en un futuro cercano, rendirán honores y harán reconocimiento a los mártires de la Unión Patriótica que "a pecho descubierto" lucharon por un mejor país para sus hijos, por la democracia y la convivencia, con una generosidad, un desprendimiento y una valentía ejemplares.

Destacados líderes políticos de izquierdas colombiano han dicho a  Público  que creen que la existencia como guerrilla de las FARC es la responsable de la "derechización extrema" de la sociedad colombiana, ya que "izquierda" se asocia a guerrilla. ¿Está usted de acuerdo?

Digamos genéricamente, que se está a la izquierda si se prioriza lo social, la democracia popular y los cambios revolucionarios, en oposición a quienes privilegian la ganancia económica, el hegemonismo burgués y la defensa del statu quo. No se trata solo de estar al lado izquierdo de la derecha, sino de defender integralmente intereses de clase, populares. Integralmente.

Puntualizo para comentarle que no he escuchado a ningún destacado dirigente, de izquierda, afirmar lo que menciona en su pregunta.

En Colombia los hay, bastantes, muy importantes y muy consecuentes, que con enorme responsabilidad y altura discrepan de la lucha armada revolucionaria, se apartan de ella, pero entendiendo sus circunstancias históricas, trabajan por encontrar los caminos de la solución política respetando el compromiso de quienes combatimos desde la insurgencia y, priorizando sus debates contra la oligarquía y contra el neo coloniaje imperial, verdaderos generadores de la violencia en Colombia.

De pronto existan quienes han militado en la izquierda y ya no defiendan sus posiciones originales sino las del régimen, como sucede en muchas partes del mundo. Habrá que respetar sus nuevas posturas, pero sin inscribirlos como defensores de los intereses populares ni ubicarlos a la izquierda en el ajedrez de la política.

También puede darse el caso de quienes pretenden ocultar sus propias fallas, tras el esfuerzo ajeno.

La lucha nuestra desde Marquetalia es por la democracia, por la posibilidad cierta de desarrollar una acción de masas, abierta, por los cambios revolucionarios y el socialismo. Y esta opción, es la que ha saboteado a tiros la oligarquía colombiana.

Asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, legislaron con el anticomunismo como soporte durante la dictadura militar, crearon el Frente Nacional bipartidista para excluir y perseguir a los revolucionarios, y aprobaron una Constitución en 1991, con elementos positivos en su diseño y textos, que dejó intacta la concepción de Seguridad Nacional del enemigo interno que campea desde hace un poco más 47 años en nuestro país. La misma del paramilitarismo y los falsos positivos.

La derecha, en Colombia y en todo el mundo, propagandiza y difunde sus pretextos, reales o ficticios, para confundir, atacar y desvirtuar las luchas populares por bienestar y progreso social. Y utiliza variedad de formas para ello, incluyendo a muchos quienes algún día algún día fueron activistas de la izquierda.

En los tiempos que corren, con el desarrollo de los medios de comunicación, no hay confusión posible. Quienes defienden el orden existente, no lo pueden ocultar.

La confrontación en Colombia se ha prolongado demasiado. Luchar y clamar por la paz es expresión de un sentimiento profundamente popular y revolucionario.

Las FARC firmaron un pacto de no agresión con la guerrilla del ELN en diciembre de 2009. ¿Qué obstáculos ha habido en su implementación?

Tanto el Comando Central del ELN como el Secretariado del Estado mayor Central de las FARC - EP, hemos reconocido con sentido autocrítico, el error que significó no detener drástica, tajante y oportunamente los roces que se fueron dando en diversas áreas del país, entre combatientes de las dos fuerzas, de tiempo atrás.

Ahora, trabajamos con enorme convicción revolucionaria en todas esas áreas por superar, definitivamente, las asperezas, los mal entendidos, las emulaciones mal hechas y los enfrentamientos. Es un proceso complejo, teniendo en cuenta la coyuntura actual, de intensa confrontación política y militar con el Estado. Pero vamos avanzando con solidez.

La autocrítica es a fondo y en eso estamos. Falta tiempo, hay mucho terreno por recorrer pero avanzamos en firme haciendo conciencia, a todos los niveles de nuestras organizaciones, que somos parte del mismo contingente de lucha popular, revolucionaria, antiimperialista, bolivariana y socialista. Y que ello es lo que fundamenta la forma de relacionarnos, las convergencias que debemos trabajar y luchar para elevar a nuevos niveles la necesaria estrategia unitaria de los revolucionarios colombianos.

Recogimos el legado del gran revolucionario, el sacerdote Camilo Torres Restrepo de enfatizar lo que nos une. Las divergencias las debemos ventilar y airear en mecanismos que estamos creando para ello.

Estamos obligados a ser ejemplo de unidad. Y de madurez. Así también le contribuiremos a la unidad popular de los colombianos, proyectando en los hechos la prioridad "del bien común" por encima de cualquier interés particular.

Nos falta un buen trecho, pero ya lo empezamos. Y eso es lo estratégico.

Según un auto de la Audiencia Nacional, dos testimonios de antiguos miembros de las FARC implican al Ejército de Hugo Chávez en los cursillos de adiestramiento que ETA impartió a los guerrilleros colombianos en suelo venezolano. Los relatos de los arrepentidos forman parte de un informe de la Comisaría General de Información de la Policía. En el apartado del auto dedicado a los "hechos" se describe cómo en agosto de 2007 dos presuntos miembros de ETA impartieron en la selva venezolana dos cursos sobre manejo de explosivos a guerrilleros de las FARC. ¿Han tenido en el pasado las FARC relación con la banda ETA? ¿Mantienen relación en la actualidad y, en caso afirmativo, en qué consiste?

La experiencia de las FARC en materia de explosivos tanto de su fabricación, como de su almacenamiento y utilización es larga y abundante, lo que desde hace mucho tiempo nos permite autoabastecernos sin recurrir a ningún tipo de ayudas, simplemente porque no lo hemos necesitado. Tenemos nuestros propios instructores. Así de simple. Esto para rechazar las afirmaciones sobre tales cursillos con personal extranjero que solo pretenden afectar al gobierno bolivariano de Venezuela.

En Colombia, a partir de ofrecimiento de dineros, viajes a Europa y rebaja considerable de penas, algunos desertores, se prestaron para atestiguar en contra nuestra y favorecer políticas nacionales o internacionales del gobierno de Álvaro Uribe. Pero como la mentira no perdura, los montajes que fabricaron a partir de miles de falsos testimonios se están desmoronando. Todos caerán como castillos de naipes.

Por ejemplo, actualmente cursan investigaciones penales y administrativas, de la Fiscalía y también de la Procuraduría General de la Nación, contra altos funcionarios del gobierno Uribe y contra altos mandos militares de la época, por las comedias que montaron, farsas, falsas deserciones llenas de infames afirmaciones como parte de su ofensiva contra las FARC.

El mundo se está enterando cómo en el departamento del Tolima también se reclutaron bandidos y desocupados, con quienes "formaron" una columna guerrillera, los vistieron con uniformes militares, les dotaron algunos fusiles viejos y otros muchos de palo, llamaron a los periodistas, les tomaron fotos, peroraron una diatriba insulsa, les dieron algún dinero a los farsantes, difamaron sobre muchos ciudadanos a quienes luego encarcelaron y, luego, felices ratificaron que el fin del fin estaba cerca, incluyendo al presidente de entonces.

Dijéramos que esa fue una tónica general del gobierno colombiano anterior, buscando imponer sus políticas fascistas, levantó todo tipo de aduanas morales, legales, éticas, discrecionalmente, para otorgarse la licencia de calumniar, difamar, mentir e inventar. Valdría la pena que la justicia española verificara y confrontara a fondo las informaciones que le fueron proporcionadas en ese entonces.

Nuestras relaciones, que en este momento tienen carácter clandestino, con gran cantidad de organizaciones democráticas y revolucionarias del mundo, armadas y civiles, están regidas por las conclusiones de la Conferencias Guerrilleras que, como ya señalé, orientan sobre el no desarrollo de acciones militares en otros países, respetando la soberanía de cada país y las luchas de cada pueblo.

¿Es cierto que las FARC pidieron apoyo a ETA para atentar contra varias personas, entre ellas el presidente, Álvaro Uribe, cuando visitara España o la UE?

Esa es la propaganda que se hacía el mismo Uribe, en Colombia y en el exterior, para proyectar una imagen de víctima.

Las fuerzas de seguridad españolas detuvieron a Remedios García Albert, a quien consideran vinculada con las FARC. ¿Tienen las FARC vínculos con Remedios García Albert?. En caso afirmativo, ¿en qué consisten?

No conozco vínculos de Remedios García con las FARC. A ella, la referencio exclusivamente por una mención periodística de las autoridades colombianas , durante el periodo de incontinencia propagandística que sufrió el gobierno alrededor del supuesto ordenador del Comandante Raúl Reyes. Nunca antes ni nunca después la escuché nombrar. Podría afirmar, si de algo sirve, que en los tiempos de las conversaciones de paz en el Caguán, gran cantidad de personas venidas del mundo entero, a título individual o como representantes de organizaciones de muy diversa índole o de gobiernos, hicieron presencia e intercambiaron opiniones con nuestros representantes alrededor del proceso que se adelantaba. No podría agregar nada más al respecto.

¿Qué relación mantienen con los gobiernos de Cuba, Venezuela y Ecuador?

Si usted me lo permite, preferiría abstenerme de una respuesta alusiva a nuestras relaciones con cualquier gobierno del mundo.

¿Creen que España puede jugar algún papel en la solución del conflicto colombiano? ¿Cuál?

Siempre hemos percibido positivamente la participación de la comunidad internacional en la solución política del conflicto. Pero, dadas sus características actuales y las permanentes y agresivas declaraciones oficiales, es necesario que le demos tiempo al tiempo.

¿Qué sabe de los falsos positivos? ¿Por qué las FARC no han difundido más revelaciones sobre ese tema?

El asesinato sistemático de civiles en estado de indefensión por parte de militares y policías, y su posterior presentación como "guerrilleros dados de baja en combate", es una práctica institucional en Colombia, desde el año 1948.

No es algo novedoso ni mucho menos. Hace parte de una guerra sucia desarrollada por el Estado colombiano contra "el enemigo interno" que también concibe y ejecuta el asesinato selectivo de líderes políticos de la oposición, de dirigentes sindicales comprometidos con los trabajadores, la desaparición de activistas revolucionarios, las torturas, el terror y las masacres que intimiden y generen miedo, parálisis, pánico y desplazamiento.

Todo ello se ha denunciado y se continúa denunciando. Existen centenares de libros, miles de denuncias, millares de evidencias y de pruebas que demuestran la responsabilidad del Estado colombiano en el desarrollo de esta estrategia, solo que hasta ahora, la comunidad internacional acepta la tesis oficial que señala como hechos aislados, bajo la responsabilidad de algunas manzanas podridas, esta criminal práctica institucional.

Son centenares de miles las víctimas civiles de la guerra sucia que el Régimen ha emprendido, según afirma, en "defensa de las instituciones y del Estado de Derecho".

A mediados de los años setenta, la estrategia oligárquica de terror fundió sus prácticas paramilitares con el narcotráfico, bajo la dirección y jefatura de poderosos empresarios, destacadas personalidades de la política tradicional y altos mandos militares, con el objetivo de intensificar sus crímenes y atesorar dineros provenientes del narcotráfico, pero ocultando a sus verdaderos jefes y orientadores.

Hoy, muchas evidencias empiezan a salir a flote, desde las farsas de las cárceles asignadas a los militares y políticos responsables de crímenes atroces, pasando por la usurpación masiva de tierras por parte de hacendados, militares, industriales y dirigentes de los partidos tradicionales, acuerdos políticos empapados de sangre entre gamonales y narcos, enriquecimiento desmesurado e inusitadamente rápido de un reducido sector social vinculado a los distintos gobiernos de estos años, institucionalidad permeada casi sin excepción por dineros mafiosos y al servicio de estos, hasta los nexos del alto gobierno con esta estrategia que por lo pronto visibiliza a dos de sus "eminentes" cabezas, el señor Narváez y Álvaro Uribe Vélez.

Y, aunque hasta hoy no hay militares condenados por los llamados "falsos positivos", la sociedad avanza en la lucha por llegar al fondo del problema, por determinar cada situación con precisión, castigar a los autores materiales y también a los autores intelectuales y determinadores, lo que inevitablemente alcanzará la reglamentación militar existente, inspirada, concebida y diseñada bajo la óptica de la Seguridad Nacional pregonada por Washington desde los tiempos de la guerra fría, que fue uno de los temas tabú en la Constituyente de 1991 y causa de fondo de los miles y miles de muertos de todos estos años. Colombia perdió mucho tiempo por ese veto que impuso la oligarquía en los conciliábulos de aquellos años.

Tamaña equivocación, no puede repetirse. Las soluciones que requiere el país son estructurales, si queremos la reconciliación sobre bases ciertas y no zurcir otro remiendo como aquel de 1991. Por eso también es trascendente, que si logramos construir un nuevo escenario en función de la solución incruenta, en algún momento puedan participar representantes de la fuerza pública, donde seguramente muchos de sus integrantes, sin responsabilidades en las bajezas de la guerra sucia, también estarán clamando por la reconciliación y la reconstrucción nacional.

Leer entrevista completa en: http://www.publico.es/internacional/381305/siempre-sera-posible-construir-escenarios-de-negociacion-con-el-gobierno

lunes, 9 de mayo de 2011

¿QUE NO HAY CONFLICTO?

Resistencia reproduce el reportaje realizado por el periodista estadounidense Karl Penhaul, realizado en los llanos orientales y publicado inicialmente en el diario El Espectador, el cual aborda el estado actual de las FARC-EP, y recrea avatares propios del conflicto interno social y armado que vive Colombia.
Fotografia del periodista chileno Carlos Villalón... 4 de abril de 2011: Guerrilleros de la "Compañía Marquetalia" disparan con ametralladora a soldados del Ejército.

Lea algunos aprtes de este reportaje y haga click sobre la palabra DOCUMENTAL para ver el video.

Las Farc desde adentro, modelo 2011

Por: Karl Penhaul * / Especial para El Espectador Selva del departamento del Meta

Dos periodistas convivieron una semana en los llanos Orientales con una de las columnas guerrilleras que dirigía alias 'Jorge Briceño' y muestran la supervivencia nómada a que las obligó las Fuerzas Armadas, aunque también cómo siguen entrenando, recibiendo armas, combatiendo y hasta haciendo brigadas cívicas en memoria de su comandante.


Fuego salpica del cañón de una ametralladora rusa. Fusiles de asalto se unen al combate. Guerrilleros de las FARC y soldados colombianos intercambian disparos de un lado a otro de una hondonada. En una planicie cercana, solo 100 metros de rastrojo separan a otras dos escuadras guerrilleras de sus adversarios. Granadas hacen eco al explotar.

"Es duro en todo este barro", dice un guerrillero apodado Adrián mientras abraza su ametralladora M-60. “Eso es para frenar el avance de ellos (el ejército). Dentro de dos o tres días toman nuevamente posiciones y vuelven y combaten”. El campo de batalla ese día fue un cerro insignificante en El Porvenir, una vereda cercana al pueblo La Julia. El hostigamiento duró casi una hora. Fue otra escaramuza en una serie de batallas anónimas que rara vez llegan a los titulares de la prensa.

en el terreno, ninguno de los 54 jóvenes combatientes de la Compañía Marquetalia – parte del Bloque Oriental – hablan de rendición.

“Llega a fallecer el Mono (Jojoy) y todo el mundo murió. Llega a fallecer el camarada Manuel (Marulanda) y todo el mundo murió. Eso es lo que piensan pero resulta que no”, dice Jagwin, comandante de la recién reformada “Compañía Marquetalia”. “Uno lo siente –añade- porque el Mono era prácticamente nuestro padre. Es como pasa en la casa cuando muere el papá, pero tiene que haber un hermano que trabaja en el desarrollo de la finca”.

Al igual que Jagwin, Willinton 40, el segundo al mando de la compañía, estuvo cerca al campamento de Briceño la noche que fue bombardeado. De igual manera niega que el ataque fuera el anuncio del deceso de las Farc:

“Para las fuerzas armadas y para el resto del mundo, las Farc están en el fin del fin después de la muerte del camarada Jorge (Mono Jojoy). Pero para nosotros no es así. Somos una organización con jerarquía y cuando uno ya no está otro lo reemplaza”.

La conversación se detiene abruptamente. El sonido de las aspas de un helicóptero artillado Blackhawk retumba por encima. Mientras persigue a esta columna móvil de la guerrilla descarga sus ametralladoras calibre .50. La “Compañía Marquetalia” está ya en su retirada táctica, combatientes de otras dos unidades también se retiran del filo.

En el momento en que salen de la selva el helicóptero Blackhawk, bautizado Arpía por los rebeldes, retorna a la vista. “Se quedan allí quieticos. Viene para acá, va a cohetear”, advierte Faiber, uno de los subcomandantes de la compañía. Un misil impacta un blanco invisible y una lluvia de balas cascabelea hacia la tierra. “Me siento normal. Uno le pierde el miedo”, dice Faiber, ordenando a sus compañeros seguir la marcha.

Esa noche el campamento se erigió en una platanera. Aviones de las fuerzas militares patrullaban constantemente. Comandantes rebeldes ordenaron un apagón total y confiscaron las linternas que pertenecían a los combatientes. Todas las conversaciones eran susurros.

Mientras escuchaban el zumbido sobre sus cabezas murmuraban “la exploradora”, refiriéndose a un avión de reconocimiento, o a “la Marrana”, un avión artillado y equipado con sofisticados sensores nocturnos. Sus vidas dependen de observar estos aviones a tiempo y evitar ser detectados.

Bajo el techo de zinc de una choza campesina abandonada, Jagwin explica como sobrevivió a un bombardeo.

“El último recurso que nos quedaba –recuerda-era la trinchera. Cuando viene el bombardeo uno se entierra allí. Y al momento que llega el ametrallamiento o el desembarco (de tropa) uno va saliendo”.

Willington 40 también ha sentido la furia de las misiones aéreas. Ofreció pocos detalles pero confesó que él y otros sobrevivientes tuvieron que abandonar los muertos y heridos – un tabú para cualquier fuerza militar-. “Es difícil tener que abandonar un terreno de combate o de bombardeo dejando compañeros heridos o muertos. Son compañeros y uno ha compartido la vida guerrillera con ellos. Ellos son los que han puesto el pecho a la brisa.

Por esa razón, esa noche como todas las noches, los comandantes instruyen a los guerrilleros sobre las rutas de evacuación en caso de bombardeo. Les ordenaron usar caños poco profundos y pequeñas trincheras cavadas al lado de sus caletas para protegerse de una eventual lluvia de esquirlas. Y finalmente, antes de acostarse, esbozaron planes de combate en caso de tener que enfrentar un asalto nocturno.

Los dos días siguientes fueron una serie de extenuantes marchas. Mientras la compañía avanzaba, integrantes de por lo menos otras dos columnas y otros tres frentes de las Farc aparecían para guiarlos o simplemente saludar. La red de comunicaciones de la guerrilla estaba funcionando eficazmente a pesar de las versiones gubernamentales sobre que las Farc habían perdido “comando y control” – es decir la habilidad de diferentes unidades de comunicarse y coordinar entre ellos-.

La época de lluvias había llegado al Meta y la “Compañía Marquetalia” avanzaba menos de dos kilómetros por hora.

En el camino, nadie tenía mucho ánimo para conversar.

Estaban fatigados bajo sus morrales de 30 kilos, con rifles de asalto y morteros. Sus botas de caucho estaban llenas, mitad con agua tibia de río y mitad con sudor. Enormes raíces formaban escalones naturales para bajar los filos embarrados. Mariposas de un azul eléctrico volaban entre la maleza. Los monos aulladores se columpiaban en las copas de los árboles, aventando ramas al piso de vez en cuando.
Con pocas excepciones las edades de los guerrilleros en esta compañía oscilaban entre los 20 y 30 años.
Eran jóvenes, en buen estado físico y de familias pobres – un perfil comparable a los soldados rasos de cualquier unidad de infantería que sea del ejército colombiano o tropas estadounidenses en Irak o Afganistán-.

Hospital ambulante

El destino para la “Compañía Marquetalia” después de dos días de marcha era una choza de madera oculta en la selva. En la pared se veía un afiche escrito a mano con las palabras “Brigada cívico-militar Jorge Briceño Suárez”.

Guerrilleros de una unidad hermana, la “Compañía Ismael Ayala”, habían instalado una clínica para ofrecer tratamiento odontológico y cirugías menores a los campesinos y sus familias. Ponchos camuflados hacían las veces de paredes alrededor de la sala de odontología. Otro poncho marcaba la entrada a otra sala donde médicos de las Farc estaban listos para operar utilizando anestesia local.

Una madre había traído sus tres niños. Su anterior intento de buscar tratamiento con un dentista civil en La Julia – a más o menos tres horas de camino – resultó ser un viaje perdido. “Fui con ellos, pero la enfermera que saca las muelas no estaba ese día así que los tuve que traer de vuelta a la casa”.

Ella, como otros esperando en la clínica de las Farc, dice que la atención en el pueblo es gratis pero de pobre calidad bajo el Sisben. Pero si algún paciente no está registrado en el programa un dentista le cobraría 25.000 pesos por sacar un diente. Aunque el costo mayor es pagar la movilización hacia el pueblo.
Mientras que las clínicas de la guerrilla como esta pueden considerarse una solución momentánea para campesinos, no representan una solución íntegra a largo plazo para las condiciones precarias de salud de estas comunidades aisladas.

Claramente es una campana de la guerrilla para ganar los “corazones y mentes” de los civiles. Yesid, uno de los médicos rebeldes, cuenta: “Lo que diariamente estamos buscando es ganar las masas. Porque el que gana las masas gana la guerra. También lo hacemos porque somos del pueblo y trabajamos para el pueblo”.
Es una táctica común de cualquier fuerza militar especialmente aquellas comprometidas en una guerra irregular. El ejército colombiano tiene sus propias brigadas cívico-militares al igual que el ejército norteamericano en Irak y Afganistán.

La clínica había estado funcionando tan solo una hora ese día y una docena de civiles se habían congregado. De repente llegó la noticia de que el ejército se estaba acercando. Las consultas deberían ser suspendidas inmediatamente.

El anunciado choque entre las dos fuerzas nunca se dio. Los guías de la guerrilla no tenían una idea clara de cuantos soldados había o cuál era su trayecto exacto.

Así que la “Compañía Marquetalia” optó por mover su campamento y maniobrar para evitar a sus oponentes. Jagwin explica: “En la guerra de guerrillas se elige el terreno de combate, decimos aquí podemos pelear o allí no, o allí los podemos esperar”.

Esa decisión fue un ejemplo de cómo unidades de combate de las Farc han asimilado las lecciones de sus últimas derrotas. Están reimplementando la guerra de guerrillas donde la movilidad se convierte en su ventaja principal. Es también otra señal de que esta guerra de baja intensidad podría prolongarse indefinidamente, por lo menos aquí en el campo.

Un día después, la clínica de la guerrilla estaba de vuelta y funcionando en otro lugar a varios kilómetros. Desde temprano 17 adultos y algunos niños se habían inscrito para recibir tratamiento. No hay electricidad en esta región. Sólo algunos con suerte tienen plantas o paneles solares. Por esta razón, observar una extracción de diente o un corte de bisturí sobre la piel sobre todo cuando se trata de un vecino crea un espectáculo mejor que un “show” de televisión.

Una niña observaba un hombre que ella conocía como “don Luis” mientras le operaban una hernia. Rayos de luz penetraban a través de las ranuras de las paredes de madera. Yesid, el médico, y sus tres asistentes trabajaban bajo la luz de linternas montadas sobre sus cabezas. La mesa de operaciones era una tabla de madera montada parcialmente sobre un tronco de árbol.

Una vez que la cirugía comenzó, los médicos dijeron que no tenían otra opción que continuar incluso si el ejército montaba un ataque sorpresa. “Si empiezan a caer bombas o a sonar plomo -anota Yesid- estamos en lo que estamos y no podemos dejar el paciente abierto”.

A pesar de intentos de parte de políticos de rechazar la guerra de guerrillas como una táctica desusada en el siglo XXI, el modelo claramente sigue vigente alrededor del planeta.

Pero una mirada a la Compañía Marquetalia demuestra que la guerra de guerrillas ha sobrevivido en Colombia también. Y una nueva generación de combatientes en sus veinte años ya tienen cerca de una década de experiencia en el campo de batalla.

“¿Las Farc están acabadas? De ninguna manera. Todos los presidentes desde 1964 están diciendo que acabamos con las Farc”, dijo Jagwin. “No hay que dudar de que vamos por el poder”, agrego Willinton 40. “Pero si el gobierno diera todo lo necesario al pueblo seguramente no habría guerrilla. No tendríamos un fin para luchar”.

jueves, 17 de febrero de 2011


Simon Trinidad

Las FARC-EP han cumplido y hacen honor a su palabra y compromiso. Con este gesto de paz, unilateral y riesgoso, en tanto que la vida de los prisioneros de guerra y políticos retenidos estuvo en peligro por los constantes bombardeos ejecutados por las fuerzas del estado, y por los combates en las áreas  previstas y circunvecinas, la insurgencia revolucionaria envía de nuevo un mensaje de paz, que ha de comenzar con el intercambio humanitario de prisioneros de las dos partes. 

Nuestro abrazo solidario a los y las camaradas en las prisiones del régimen y de Estados Unidos. Gratitud con las autoridades y soldados de Brasil, con el CICR y en especial con Piedad Córdoba. Saludamos la realización del foro que se llevara a cabo en Argentina bajo el titulo "Haciendo la paz en Colombia"

Igualmente compartimos un comunicado previo enviado por los camaradas del Bloque Arturo Ruiz.

“Las dificultades que se generan eventualmente en el desarrollo de este tipo de gestiones, requieren alta dosis de responsabilidad en su manejo” El Bloque Móvil Arturo Ruiz de las FARC - EP informa a la opinión nacional:
1.  Lamentablemente, en el día de ayer, por razones que estamos investigando, no fue posible completar la liberación unilateral de la totalidad de los prisioneros de guerra anunciados por las FARC - EP.
2.  Desde el momento en que se hizo el anuncio público de la liberación no han cesado los combates diarios con el ejército en la zona donde permanecen los prisioneros Mayor Solórzano y Cabo Salín San Miguel, que es la misma donde serán entregados a la doctora Piedad Córdoba y cuyas coordenadas, en la zona limítrofe entre Valle y Cauca, se transmitieron de manera oportuna.
3.  Las dificultades que se generan eventualmente en el desarrollo de este tipo de gestiones, requieren alta dosis de responsabilidad en su manejo, dadas las graves consecuencias que se pueden ocasionar si priman la altisonancia, la descalificación y la ligereza en el análisis por parte de quienes, representando al gobierno, deben procurar que todo culmine exitosamente.
4.  Reiteramos la decisión de cumplir el compromiso público del Secretariado del Estado Mayor Central, de entregar directamente a la doctora Piedad Córdoba y al CICR a los prisioneros Mayor Guillermo Solórzano y cabo Salín San Miguel, una vez se reiteren por parte del gobierno nacional las garantías acordadas en los protocolos.
Bloque Móvil Arturo Ruiz - FARC EP. Montañas de Colombia, Febrero 14 de 2011