domingo, 27 de diciembre de 2009


SALUDO DE FIN DE AÑO

Al finalizar este año de 2009, queremos extender nuestro saludo entusiasmado, patriótico y pleno de optimismo en las posibilidades y el futuro libertario de nuestra patria, a todas las estructuras de guerrilleros integrantes de las FARC EP, Milicianos Bolivarianos, militantes del Partido Comunista Clandestino, integrantes del Movimiento Bolivariano, Redes Urbanas, a los prisioneros de guerra que en el país y en el exterior enfrentan con dignidad la represión del Estado, a los simpatizantes de las FARC EP en Colombia y el mundo, y, ante todo, a nuestro pueblo, a todo el pueblo colombiano, que con su respaldo, colaboración y participación de distintas formas, nos han hecho posible sostener en alto las banderas de la lucha por la dignidad nacional, la patria y la esperanza de una Colombia en paz y mejor para todos los colombianos.

A la vez, queremos hacerlos partícipes de las siguientes reflexiones:

Compatriotas: La actual situación política del país presenta una complejidad que no tiene precedentes en las últimas décadas.

El hecho de tener pendiendo de nosotros como una espada de Damocles, ya no la amenaza, sino la realidad de una invasión militar por parte del ejército que representa al imperio más rapaz y poderoso de la tierra, por beneplácito de un gobierno apátrida y cipayo, que entregó la soberanía de la patria, para amenazar y entrar a jugar de peón aventurero en los designios y planes imperialistas de reversar los vientos de cambio, que con miles de sacrificios y en beneficio de los desheredados y de la gente pobre soplan en América Latina, unido al hecho de tener en el gobierno a una pandilla encabezada por un mandatario, que violando todos los topes y normas establecidas se obsesiona y pretende perpetuarse en el poder, para instaurar una dictadura, una autocracia ultraderechista, con políticas neoliberales en lo social, y una concepción ultra montana en lo ideológico, sin lugar a dudas, es una aberración insólita.

A lo largo de nuestra accidentada historia republicana no hay antecedentes de semejante abuso.

Pero, un Presidente que durante su primer período hace reformar la Constitución para asegurar su reelección en los siguientes 4 años, y que ahora pretende otra reforma para postularse a una segunda reelección, con la incertidumbre de si le dará la ventolera por seguir en el cargo a perpetuidad, (su plan estratégico es hasta el 2019), esa sí es una situación a la que no se había enfrentado la hipócrita y mal llamada “democracia” colombiana, que ya algunos llaman “ mafiocracia ”. A eso hemos llegado, porque la presidencia de Uribe tiene mucho de atípica y cuenta con el respaldo pleno y continuado de las clases dominantes.

Se dirá con mucha razón, que eso lejos de ser un caso único, ha sido la constante. Pero no, este ha sido un gobierno mucho mas anti popular y reaccionario que los anteriores.

Un respaldo total e incondicional de todos los sectores capitalistas, imperialistas, mafiosos y latifundistas, como el que ha gozado este gobierno durante 8 años, para engañar, para manipular la interpretación de la realidad nacional, acelerar la corrupción elevada a niveles nunca vistos, (AIS, RUNT, IPS - EPS, recompensas, financiación y firmas del referendo, contratación pública, Opain, basuras, tercer canal, zonas francas, etc.), la infame “para política”, los crímenes atroces contra el pueblo mal llamados “falsos positivos”, todo eso sumado a la crisis económica, la venta injustificada de todas las empresas e instituciones estratégicas que eran propiedad del Estado, energía, salud, educación, transporte, telecomunicaciones, y hasta Ecopetrol a cambio de toda clase de gabelas y explotación a manos libres de los trabajadores que los medios de comunicación llaman “seguridad inversionista”, no lo habían tenido en semejante grado y en semejante contubernio, los mandatarios que lo precedieron.

Lo particular ahora, es que en mayor grado que antes, entre los de arriba, banqueros, latifundistas, mafiosos, politiqueros y el presidente, se ha creado y fortalecido una relación simbiótica.

La política de Uribe influye y da impulso a ese giro derechizante que se observa en la clase económica dominante, (Un solo banquero, Sarmiento Angulo controla el 42% del crédito Nacional y acaba de declarar ganancias en el último bimestre por 1.250 millones de dólares).

Pero, a su vez, este giro de los sectores dominantes, contribuye a “derechizar” y a apoyar más la política uribista, en lo nacional e internacional, porque a ellos los beneficia.

El que sale perdiendo en todo esto es el pueblo, que solo ve aumentar los niveles de miseria, de hambre y de un desempleo galopante, que ya alcanza cifras de un 14%, (casi 3 millones de desocupados), con incrementos en el último año de 517.000 nuevos desempleados, carentes de todo ingreso y sin recursos a la vista, lo que ya no es un simple guarismo económico, sino todo un drama humano que deja a millones de colombianos sin posibilidad de atender sus propias y más elementales necesidades y las de su familias.

Como consecuencia de esta política que solo gobierna para una minoría de privilegiados, hoy somos una sociedad en la que 22 millones de pobres están por fuera de las relaciones de producción capitalistas. No son proletarios, ni trabajadores, sino parias, privados de la seguridad social, de todos los derechos y de todas las posibilidades.

Y lo peor, es que ese abominable mundo de miseria sin fondo es el resultado, no de la “crisis mundial,” como quieren presentarlo, sino del modelo neoliberal que nos han impuesto desde arriba. Es el modelo Uribista que algunos han denominado un modelo “Pro Ricos”, sustentado en la llamada “confianza inversionista”, en la represión y el engaño mediático, que solo produce y reproduce ganancias a los ricos, militarización de la sociedad, miseria generalizada y marginalidad para nuestro pueblo.

El carácter de clase de este gobierno está retratado en las actuales negociaciones para el salario mínimo.

Mientras el gobierno se apresta a aprobar un proyecto de ley que eleva las pensiones vitalicias del Congreso más corrupto de la historia de Colombia, de 11 a 16 millones de pesos, y a conceder millonarios sueldos a los concejales, a los trabajadores solo se les ofrece un aumento en su salario mínimo, del 3% por debajo de la inflación, es decir menos de 15 mil pesos mensuales, o sea 500 pesos diarios, (menos de lo que vale una bebida gaseosa)!

Mediante engaños mediáticos y recurriendo a técnicas de propaganda aprendidas de los manuales Nazis que enseñaban repetir una mentira mil y un millón de veces, y volverla a repetir después, hasta hacerla creer una verdad, han llegado a convertir casi que en un artículo de fe para los colombianos que es la insurgencia y “el terrorismo” la causa de todos nuestros males nacionales y que solo la Seguridad “Democrática” nos traerá la paz y la prosperidad.

Pero ya vamos a completar casi 60 años de esta guerra declarada contra el pueblo, decretada a partir del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y sostenida durante todos estos años, para impedir a sangre y fuego cualquier asomo de cambio democrático que beneficie al pueblo humilde y trabajador.

Vamos a completar también 8 años desde que nos anunciaran la derrota de la insurgencia revolucionaria y la inminente llegada del “fin del fin”, mientras el país se desangra y la economía doméstica, se arruina.

Cada vez va quedando más claro ante la opinión nacional, que el Plan Patriota ha sido un gran fraude para fortalecer la dictadura personalista de Uribe y un gran fracaso militar, como lo evidencian las cifras de la agudización de la confrontación con las guerrillas a nivel nacional y la expansión de la violencia paramilitar a otras zonas del país en alianza con la fuerza pública, (su nombre nos indica que no eran del todo asesinos privados, sino que “trabajan” “en alianza con la fuerza pública”, algo así como una versión actualizada del binomio fuerzas armadas matones).

Mientras tanto, crece el desplazamiento de campesinos y la miseria urbana, hechos estos refrendados por recientes estudios de la academia, que sin ser la última palabra en verdades reveladas, si contienen puntos de vista interesantes, respaldados en las cifras y en la investigación.

A todo este ambiente de engaño, crimen, mentiras, corrupción y entrega de nuestra soberanía es que se pretende ahora dar continuidad con la reelección de un Presidente mafioso rodeado de una oligarquía apátrida y una verdadera pandilla de políticos sin escrúpulos que no gobiernan para Colombia, sino para sus propios intereses y que como lo describió alguna vez lapidariamente el filósofo Fernando González: “no tienen ni practican ninguna política social, sino que al derecho lo llaman limosna; a la limosna la llaman caridad y a esa hipócrita caridad la llaman, justicia social. Y dicen: Sí, es verdad que al pueblo hay que ayudarle, hay que darle algo de lo que nos sobra, pero al pueblo, hay que tenerlo con mano de hierro".

¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus propios intereses y de su soberanía como constructor es de su propio destino.

Crece el rechazo y el repudio a la corrupción de las altas esferas, y cada vez se destapan más y más escándalos que involucran a representantes del gobierno poniendo de bulto la insania y la podredumbre de este régimen de terrorismo de Estado.

Crece también el rechazo a la reelección del déspota por parte de amplios sectores de opinión y sectores democráticos que ven en el referendo espurio para reelegir al mafioso, una violación a la carta magna, de la que ya van asomando las orejas de la dictadura.

Ya lo habíamos advertido. En el fascismo, todo el que haga oposición al gobierno es – en acto o en potencia - un “terrorista”. Y eso de “hacerle oposición” al gobierno, es un concepto de una amplitud sin límites, (como el de “terrorismo”), que no se reduce a pronunciar arengas políticas contra el régimen.

No!

También son opositores y, por ende, “terroristas” según la lógica del reinsertado José Obdulio, los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia que mandan a la cárcel a los congresistas uribistas que alcanzaron sus curules en alianza con los paramilitares, y que se resisten a elegir de una “terna de uno”, a un fiscal de bolsillo de Uribe, para que los absuelva y los deje libres.

Desde luego, la ofensiva antiterrorista no se detiene en los pedestales y estrados de las Cortes. También se ha visto y se verá más adelante, extender el cargo de “terroristas” a muchos políticos liberales, independientes, o de la llamada “oposición democrática”.

Ya es casi unánime también el repudio continental, de ver a Colombia convertida en plataforma militar del Imperio y cabeza de playa para agredir a los demás pueblos de América y revertir la tendencia liberadora que recorre el continente.

Como lo dejó bien claro un senador en reciente debate parlamentario: “Lo de las bases constituye una violación flagrante de la soberanía nacional. Una base extranjera, o una instalación, o el nombre que le quieran dar, (porque no se trata de un debate semántico), lo que implica es una actividad militar a favor de intereses extranjeros, distintos a los nuestros y en el territorio nacional. Pues el soldado de cualquier país del mundo, defiende los intereses del país a cuya bandera le juró lealtad”.

Y todavía se llega al descaro de querer presentar lo de las bases como “un gesto amistoso con los vecinos”. “¿Sera verdad que es este, un mensaje de cordialidad para el continente?”.

Saludamos la creación del Movimiento Continental Bolivariano como expresión de rechazo a la dominación imperialista de nuestra América y nueva fuerza política con visión integradora y amplia de todas las tendencias patrióticas que propugnan por una América soberana y libre como la que predicó el Libertador y todos quienes lucharon por nuestra primera independencia.

¡Pero, no hay mal que dure cien años!, y ya en diversos sectores se ve un despertar de la conciencia popular, asumiendo como algo propio la defensa de sus intereses y de su soberanía como constructor es de su destino.

Ya hemos resistido muchos años y seguiremos luchando hasta el último aliento, porque estamos convencidos que al final, Colombia y los colombianos sabremos encontrar, el camino que nos conduzca a superar esta larga noche de represión y de violencia que las oligarquías nos impusieron, hasta alcanzar por fin, la Nueva Colombia.

Al finalizar este año, queremos llamar a todos los sectores revolucionarios, organizaciones guerrilleras hermanas, patriotas verdaderos y demócratas de este país, a sumar esfuerzos y voluntades para conformar la más amplia unidad, luchar con todas nuestras fuerzas para impedir la reelección de un mafioso como dictador perpetuo y oponernos a que Colombia sea una base militar de trampolín para agredir a pueblos hermanos; a seguir luchando por la restitución de las tierras arrebatadas por el paramilitarismo a nuestros campesinos, a concretar por fin el canje de prisioneros, y a construir entre todos, una alternativa política que privilegie, no el militarismo sino la solución política del conflicto y la paz nacional, que abra las compuertas al inicio de un proceso, que ponga fin a la guerra que vivimos y siente la bases para la construcción de una Nueva Colombia que haga incluyentes del progreso a los pobres y propugne por suspender de inmediato la presencia de tropas estadounidenses en nuestro territorio.

Impidamos entre todos que Colombia sea convertida en base militar del imperio, que el pueblo pierda todas las conquistas obtenidas atreves de justas luchas y que la guerra sea el modus vivendi de nuestra sociedad, solo por la obsesión oligárquica de impedir a toda costa que en Colombia se produzcan cambios estructurales que beneficien a las mayorías nacionales y su decisión militarista de perpetuar a toda costa un régimen político que todos sabemos es injusto, inmoral, criminal y antidemocrático.

Por la Nueva Colombia, La Patria Grande y el Socialismo.

Honor y gloria a la memoria de Manuel, Jacobo, Raúl, Iván, Nariño y todos los héroes caídos en la confrontación.

La patria se respeta, fuera yanquis de Colombia!


Secretariado del Estado Mayor Central FARC - EP

Diciembre del 2009

sábado, 19 de diciembre de 2009

A la militancia de las FARC-EP y del ELN


El Secretariado Nacional de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejercito del Pueblo FARC-EP y el Comando Central COCE del Ejército de Liberación Nacional ELN, hacemos llegar a todos los guerrilleros y guerrilleras de las dos organizaciones nuestro más caluroso, combativo, fraterno y revolucionario saludo.


Les informamos que nos hemos reunido en un ambiente de fraternidad y camaradería que nos ha permitido abocar con sinceridad y transparencia el análisis del momento actual, las perspectivas y el compromiso que como revolucionarios nos asiste, igualmente abordamos las dificultades que se han presentado entre las dos organizaciones.


El capitalismo está en crisis. El imperio, como siempre lo ha hecho, trata de conjurarla por medio de la guerra, y es así como incrementa las tropas de ocupación en Afganistán enviando decenas de miles a sumarse a los ya existentes. Hoy Colombia es convertida en una gran Base Militar a su disposición para ahogar en sangre la resistencia de nuestro pueblo y, desde aquí, pretende hacer retroceder el nuevo proyecto en nuestra América que cabalga por sus valles y montañas. Como respuesta a esta pretensión guerrerista urge rescatar la bandera de la paz en Colombia como un compromiso de todo el continente.


En esta hora precisa, donde la diversas expresiones del movimiento social y popular resisten y se movilizan, nos encaminamos a trabajar por la unidad para enfrentar, con firmeza y beligerancia, al actual régimen que el gobierno de Álvaro Uribe ha convertido en el más perverso títere de los
planes del imperio pisoteando la dignidad nacional, el anhelo de los colombianos, e imponiéndose a punta de cañón paramilitar y represión institucional inspirado en una concepción matrera, corrupta y mafiosa.


Evaluaciones recientes dan cuenta que los dos mandatos de Uribe son un fracaso en lo económico, lo político, lo social, de la justicia y en todos los demás órdenes, por ende nada más equivocado y riesgoso para el destino de la patria que una nueva reelección o de los inspirados en la Seguridad Democrática. Solo la unidad y acción decidida de los colombianos patriotas, de los demócratas, de los revolucionarios y de todos quienes guardamos esperanzas en la solución política podrá detener la guerra, hallar la paz y hacer posible la construcción de una Colombia Nueva que nos incluya en la definición de su destino que no será ajena a las nuevas dinámicas que hoy se viven en nuestra América.


La comprensión de las exigencias del momento y nuestra condición revolucionaria nos conduce a ordenar a todas nuestras unidades a:


1. Parar la confrontación entre las dos fuerzas a partir de la publicación de este documento.


2. No permitir ningún tipo de colaboración con el enemigo del pueblo, ni hacer señalamientos públicos.


3. Respeto a la población no combatiente, a sus bienes e intereses y a sus organizaciones sociales.


4. Hacer uso de un lenguaje ponderado y respetuoso entre las dos organizaciones revolucionarias.


Asumimos el compromiso de habilitar los espacios y mecanismos que permitan esclarecer y encontrar las verdaderas causas que nos han llevado a esta absurda confrontación en algunas regiones del país, superarlas y trabajar por resarcir los daños causados. Debe primar el análisis y la controversia crítica, franca y constructiva que coadyuve a la unidad y la fraternidad
revolucionaria.


Nuestro único enemigo es el imperialismo norteamericano y su oligarquía lacaya; en su contra, comprometemos toda nuestra energía combativa y revolucionaria.


Ratificamos la vigencia de las normas de comportamiento con las masas acordadas y aprobadas en la cumbre de Comandantes de 1990.


Las declaraciones públicas referidas a la unidad y al tratamiento de las dificultades entre las dos organizaciones solo es facultad del Secretariado y del Comando Central.


¡Manuel Pérez Martínez, Manuel Marulanda Vélez ejemplo que debemos cultivar!


¡La Patria se respeta, fuera yanquis de Colombia!


Por las FARC-EP: Secretariado del Estado Mayor Central

Por el ELN: Comando Central

Montañas de Colombia, Noviembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009


Saludo del comandante de las FARC-EP al Congreso Continental Bolivariano

Compatriotas latinoamericanos y caribeños asistentes a este histórico evento, compañeras y compañeros:

Reciban el saludo entusiasmado del Secretariado, del Estado Mayor Central, del cuerpo de mando y de la guerrillerada de las FARC - EP, así como de todos los integrantes de las milicias bolivarianas.

Constituir un movimiento político continental, de esencia bolivariana, justo cuando el imperio estadounidense despliega su fuerza militar en Colombia y dispone amenazante sus aparatos de guerra y terror contra los pueblos latinoamericanos y caribeños, es no solo una necesidad histórica sino un deber inaplazable, que señaliza el horizonte de la unidad combativa de nuestros pueblos en defensa de su dignidad, independencia, historia, valores, cultura, territorio, recursos humanos, riquezas naturales y del inalienable derecho a forjar soberanamente su futuro.

El propósito del Libertador de conformar una gran patria latino americana estructurada como un solo cuerpo de naciones libres, integradora de nuestros pueblos, garante de la derrota del colonialismo de aquellas épocas y de la independencia definitiva de nuestros pueblos del yugo de cualquier potencia, continúa vigente; conserva plenamente su vigor como estrategia nacida del genio y del ejemplar e inagotable compromiso revolucionario de Simón Bolívar, que concibió, una gran nación como patrimonio colectivo de todo el pueblo y no como sumatoria de enormes latifundios reservados a minorías privilegiadas, arrodilladas y sumisas ante las órdenes del imperio de turno.

La justeza de tan portentoso planteamiento bolivariano trasciende 200 años después, de la misma forma que la totalidad de su ideario de igualdad, libertad, justicia social, soberanía e independencia, resumen y esencia de las luchas actuales de buena parte de los pueblos latinoamericanos y caribeños que combatimos contra regímenes oligárquicos entregados incondicionalmente a los amos extranjeros, y víctimas que somos de la expansión capitalista calificada de "globalización", levantamos hoy, con más urgencia y legitimidad que nunca, la bandera de la Patria Grande, ante la inocultable intensión gringa de copar los territorios desde el sur del río Grande hasta la Patagonia, para hacer realidad su estrategia del "destino manifiesto" bajo su imperial y repudiable consigna de "América para los americanos".

Está claro que un tratado militar como el firmado recientemente entre Washington y Bogotá, que permite la constitución de 7 bases estadounidenses en Colombia, con la prerrogativa de utilizar la totalidad del sistema aeroportuario, el espacio aéreo, los mares territoriales sin límites en la cantidad de efectivos que transporten sus barcos de guerra, y la presencia masiva de paramilitares norteamericanos denominados contratistas, no se circunscribe al combate contra el narcotráfico y el llamado terrorismo, sino que busca desestabilizar los procesos democratizadores e independentistas que se desarrollan en América Latina.

La guerra contra el narcotráfico es una estrategia fracasada que los Estados Unidos utilizan hoy como pretexto para intervenir y agredir en diferentes lugares del mundo.

La guerra contra el terrorismo -laxo calificativo político donde caben todos sus contradictores-, decretada por la Casa Blanca, la misma que ordenó el bombardeo atómico a Hiroshima y Nagasaki, que arrasó a Vietnam con armas químicas y napalm, que agrede a los pueblos de Irak y Afganistán y respalda el terror del estado israelí, es otra máscara del imperio y de las transnacionales, para justificar sus infamias.

A Latinoamérica, en la estratégica esquina de Suramérica que ocupa Colombia y como consecuencia de un plan de largo aliento que ya está en marcha, la empezaron a invadir de nuevo, esta vez con la aquiescencia de un presidente como Álvaro Uribe, de la entraña del paramilitarismo criminal, que arrastra un turbio pasado como narcotraficante -hecho bien conocido por Washington-, apátrida y cabeza del gobierno más corrupto de la historia colombiana, y a quien precisamente por ello, utilizan los Estados Unidos para adelantar esta aventura que pretende recuperar la influencia perdida en su otrora "patio trasero".

El fallido golpe al presidente Chávez el 11 de abril del 2002, el golpe al presidente Zelaya que ahora pretenden encubrir reconociendo las espurias elecciones ganadas por Lobo, el azuzamiento sistemático para desestabilizar la frontera colombo - venezolana, los evidentes e ininterrumpidos esfuerzos desestabilizadores en varios de nuestros países hacen parte de esta nueva ofensiva del Estado gringo y la reacción continental contra los inatajables avances integracionistas y el creciente sentimiento antiimperialista de nuestro continente, enmarcado en la concepción bolivariana de la independencia, es decir, en el combate frontal de las mayorías oprimidas contra el poder colonial y las oligarquías criollas, o en otras palabras, en la lucha de clases por la liberación de los oprimidos, de la confrontación social y política por la democracia para desarrollarla a fondo incesante e ininterrumpidamente, enraizada en lo mejor y más avanzado de nuestras tradiciones, signada por nuestras particularidades e idiosincrasia como parte de un proceso auténticamente latinoamericano en marcha al socialismo.

Nuestro compromiso con este proceso por la soberanía nacional y popular, por la patria grande y el socialismo es total e incondicional. Son nuestros inamovibles y la razón de existencia de las FARC - EP como nos lo inculcaron nuestros jefes y fundadores Manuel y Jacobo, y como lo reafirmamos cotidianamente, con plena y absoluta confianza en la victoria final.

Ante este excepcional evento, ratificamos nuestra confianza en el jalonamiento que significará para las luchas del pueblo latinoamericano la constitución del Movimiento Continental nutrido del ideario bolivariano e inspirado como todos nosotros, en la existencia ejemplar del Libertador, inconmensurable referente ético que nos alienta permanentemente en la dureza de la lucha por alcanzar los objetivos que nos hemos trazado.

Reiteramos nuestros votos por el más enriquecedor intercambio, conclusiones y propuestas sabias y convocantes que generen movimiento de masas, organización, lucha contra el invasor y por la construcción de la Patria Grande!

Por la unidad latinoamericana y caribeña contra la invasión imperial de los Estados Unidos:

Adelante!

Muchas gracias,

Alfonso Cano

Estado Mayor Central, FARC-EP

Montañas de Colombia, diciembre del 2009

domingo, 22 de noviembre de 2009


Saludo al Encuentro por el Intercambio Humanitario


Saludamos a los organizadores y a los participantes de este evento por el intercambio humanitario, a los familiares de los militares y policías prisioneros de guerra en poder de las FARC, saludamos a los presos políticos, a los guerrilleros y milicianos detenidos así como a sus familiares, a la vez que con profundo sentimiento fariano, enviamos nuestra voz de aliento a Simón Trinidad, a Sonia y a Iván Vargas, desterrados de Colombia por un presidente apátrida, por su compromiso como luchadores revolucionarios, presos y víctimas de juicios amañados en los Estados Unidos.


Desde que a nuestro país le impusieron los dirigentes liberales y conservadores esta guerra fratricida hace 60 largos años, ha sido el pueblo, tanto urbano como campesino, indígena y afrodescendiente, el que ha sufrido y sobrellevado el peso fundamental de la violencia.


Años de confrontación permanente durante los cuales los ricos de Colombia multiplicaron su práctica del crimen y el atentado personal como instrumento de la política y consolidaron el paramilitarismo como estrategia del Estado, con el objetivo de perpetuarse en el poder, desarrollar sus modelos económicos anti populares, despojar de sus tierras a colonos, a pequeños y medianos propietarios y a las comunidades indígenas y negras. Toda una época de arrodillamiento ante los dictados de Washington.


El proceso de conformación de Colombia como Estado - nación ha sido una intensa lucha contra el coloniaje imperial, contra la explotación y contra las injusticias. Nuestro pueblo ha sido obligado a combatir sin tregua, durante siglos, por sus derechos básicos de vida, dignidad e independencia. Y era lógico que ante el terror y la arbitrariedad desatados por los distintos gobiernos contra los pobres del campo y la ciudad a mediados del siglo anterior, estos se levantaran a defender vida, familia y bienes en una desigual confrontación de resistencia que perdura desde entonces, precisamente porque las razones que generaron el alzamiento aún subsisten.


El mismo paramilitarismo de los años 50, sostenido en la concepción fascista de la Seguridad Nacional y enriquecido sin medida durante los últimos 30 años con los dineros del narcotráfico, hoy se ha enquistado en el aparato del Estado a través de sus jefes e ideólogos, y con el aval de la Casa Blanca, que como lo muestra la historia contemporánea, usualmente se apoya en los gobiernos más corruptos para propiciar sus aventuras militares como la que desarrolla actualmente contra América Latina.


Sucedió, que en esta larga jornada de resistencia popular y de dignidad nacional, por múltiples razones históricas y de coyuntura, se fueron conformando movimientos revolucionarios que no solo enfrentaron a las fuerzas armadas oficiales y para institucionales, sino que además algunos se estructuraron y dotaron de unas normas internas, de unos estatutos y de unos reglamentos de régimen disciplinario como en el caso de las FARC - EP, donde también analizamos y precisamos un plan hacia la conquista del poder político y un programa de gobierno que permita construir la Nueva Colombia, democrática, soberana y con justicia social como alternativa al régimen oligárquico vigente del Terrorismo de Estado y como final de esta violenta etapa de la historia nacional.


Somos entonces, respuesta popular a la rapacidad, a la injusticia y a la estrategia de violencia clasista ejecutada por los ricos que usurparon el poder en Colombia en detrimento del bienestar de la mayor parte de la población.


Como revolucionarios, seremos perseverantes en la búsqueda de caminos de superación del conflicto a través de los acuerdos políticos como lo hemos sido desde Marquetalia en 1964 pero, debemos decirlo, mientras perdure la confrontación, habrá prisioneros de las partes contendientes, que en nuestro caso, apresamos en los campos de batalla, armados, rendidos e identificados plenamente. Esa realidad es una verdad incontrovertible porque toda guerra es una sucesión de tragedias dentro de las cuales la pérdida de la libertad es solo una de sus posibilidades.


Las partes comprometidas en el conflicto, deben responder por los adversarios que apresen, de acuerdo a las condiciones de cada una. Nosotros, revolucionarios que desarrollamos una guerra de guerrillas móviles, con desplazamientos permanentes y riesgos de confrontación ininterrumpidos, acompañados sin descanso del tenso ambiente del combate, damos a los prisioneros de guerra un trato respetuoso, digno, de acuerdo a las posibilidades existentes. Como señalábamos en un mensaje que les enviamos a los prisioneros en nuestro poder, ninguna animadversión personal nos distancia de ellos, no albergamos odios tampoco rencores, simplemente tenemos conciencia que siendo todos hijos del pueblo, estamos situados en distintas orillas del conflicto como efecto de esta guerra impuesta por los ricos que disfrutan en sus palacetes mientras una juventud de origen humilde, acude al combate a defenderle sus privilegios.


Son estos mismos oligarcas, los que niegan la existencia del conflicto armado y social que lacera la patria, pero reclaman sin descanso dinero para la guerra, los mismos que manchan de indignidad la patria abriendo puertas a la presencia y accionar de las mercenarias tropas gringas con la disculpa de la lucha contra el terrorismo, son los mismos ricos que niegan el canje de prisioneros de guerra y juegan con los sentimientos de los familiares haciéndoles creer, desde hace 7 años, que su libertad está muy cerca.


Debemos decirlo claramente: la oligarquía, de momento, ha cerrado las posibilidades del canje, porque, asegura, debilita su política de seguridad democrática, ya de por sí roída hasta la médula por los sistemáticos y masivos crímenes de civiles ejecutados por la fuerza pública y por la profunda penetración del narco paramilitarismo en el aparato del estado, al que le extraditaron sus íconos a manera de fusible, pero que continúa afianzándose cada día más en el Régimen como es evidente en el proceso de la parapolítica y en la campaña electoral en curso.


De nuestra parte, insistiremos en el canje. Hemos dado muestras inequívocas de disposición para acordar unas reglas de juego, desde que unilateralmente liberamos más de 350 prisioneros en el Caguán y flexibilizado permanentemente las circunstancias que deben rodear un encuentro en tal sentido. Por ejemplo: desde el 16 de abril pasado, anunciamos, como demostración cierta de voluntad, la liberación del cabo Moncayo así como la entrega de los restos del mayor Guevara a su familia. Luego agregamos al soldado Calvo, que sus jefes abandonaron herido en el campo de batalla. Lo único que debe hacer el gobierno por ellos es autorizar que los recojan. Son personas al servicio del estado, pero el presidente no ha querido.


Todo esto nos alienta a intensificar esfuerzos por el canje. Tenemos también la tarea de impedir que los guerrilleros y guerrilleras detenidos se pudran en los calabozos del sistema, que allá no los extorsionen, ni los torturen, que les respeten sus convicciones, dignidad y su compromiso de conciencia, que no persigan a sus familiares ni a sus defensores, que no intimiden a quienes les proveen solidaridad. Y tenemos la tarea, el ineludible compromiso, de luchar por la repatriación de Simón, de Sonia y de Iván Vargas. Objetivos de grandes dimensiones y cuyas dificultades solo estimulan nuestro compromiso revolucionario.


Estamos convencidos que de materializarse un acuerdo de canje, se abrirían inmensas posibilidades hacia la solución política del conflicto. Los frustrados esfuerzos de ocasiones anteriores nos proveen de la madurez y la estatura requeridas para construir colectivamente el camino que conduzca a Colombia al final del túnel.


Nos duele Colombia invadida por una violencia ya no solo rural sino urbanizada, y no precisamente por la acción individual de los delincuentes sino por una dimensionada violencia larvada y desarrollada a partir de las corruptas instituciones oficiales, de la asfixiante antidemocracia y de los profundos abismos sociales existentes.


Nos duele apreciar la patria invadida y atenazada por militares del más grande imperio de la historia, el que se precia de no tener amigos sino intereses, que de contera amenaza la convivencia pacífica de los latinoamericanos.


Nos duele el país atormentado por esas masacres sistemáticas denominadas "falsos positivos", que pretenden ser demostración de eficacia militar y validez de una estrategia autodenominada "democrática".


Nos duele la sociedad que rebaja hasta el infinito los impuestos a los ricos y los aumenta a los sectores medios y pobres de la población; que subsidia a los grandes potentados, a los mafiosos, a los corruptos y le niega esos dineros a quienes verdaderamente los requieren.


Nos duele el país que convirtió a las Fuerzas Armadas oficiales en un partido político ultraderechista y clasista a la sombra de la llamada "seguridad democrática” que no es otra cosa que la máscara de la dictadura.


Nos duele el campo colombiano porque la violencia oficial, la para institucional y el narcotráfico dimensionaron dramáticamente la concentración de la tierra, ya que el latifundio se extendió a costa de las propiedades de los 4.5 millones de desplazados y de los millones de amenazados que el gobierno mantiene en el abandono, porque este es el gobierno de los grandes hacendados y ganaderos. De todos aquellos que se han beneficiado de la violencia de estos últimos 60 años, incluyendo a los nuevos ricos de las distintas bonanzas y a los militares que se han quedado con las tierras de muchos de los desplazados.


Estos son los problemas que están en el centro de la solución definitiva del conflicto. Siempre hemos considerado que su superación será sólida y duradera, si las mayorías que realmente sentimos la patria, la de todos, encontramos los caminos que conduzcan al acuerdo de paz, que posibilite construir un nuevo régimen, incluyente, que sume y no polarice, que proyecte para las mayorías, que reivindique la dignidad nacional y la soberanía como el patrimonio fundamental de la patria y la justicia social como su norte.


A los participantes de este trascendental evento, los alentamos a reforzar la brega por la libertad de todos los prisioneros de guerra a partir de acuerdos, a derrotar la insensibilidad social, la soberbia y el cinismo del gobierno que atraviesa palos en la rueda de la liberación del cabo Moncayo y del soldado Calvo. Con ellos en casa, con los restos del mayor Guevara en manos de doña Emperatriz se deben abrir nuevos momentos para los guerrilleros y los integrantes de fuerza pública prisioneros de guerra.


Los alentamos a elevar las acciones por soluciones pacíficas a los grandes problemas del país. A trabajar por encontrar caminos que nos permitan construir la reconciliación de la familia colombiana.


En momentos como el actual, con un estado que juega el papel de Caín, similar al que juega Israel en el medio oriente, invadido por los gringos con autorización legal de un presidente apátrida, corrupto y violento hasta la médula, el pueblo colombiano necesita encontrar caminos de unidad, de confluencia de voluntades y de acciones entre trabajadores, empleados, campesinos, artesanos, indígenas, intelectuales, artistas y estudiantes demócratas, minorías étnicas y desempleados.


Y luchar por la hermandad latinoamericana, por la convivencia entre los pueblos, contra una guerra que nos quieren imponer desde el Pentágono norteamericano.


La paz de Uribe es una ficción. La verdadera paz de Colombia solo será posible si la construimos, sobre bases sólidas y entre las mayorías. A eso le continuamos apostando.


Abrazos bolivarianos,


Alfonso Cano

Noviembre del 2009

miércoles, 11 de noviembre de 2009


Cada día, cada hora que demore la liberación del cabo Moncayo y del soldado Calvo, es de exclusiva responsabilidad del gobierno de Uribe



Frente a las cínicas y tramposas declaraciones del llamado “comisionado de paz” del gobierno de Uribe, señor Frank Pearl, responsabilizando a la insurgencia guerrillera por la inexplicable demora en la liberación de dos prisioneros de guerra ofrecida por las FARC EP como gesto unilateral, declaramos:

1. Desde el 16 de abril del año en curso declaramos nuestra decisión de liberar al cabo Pablo Emilio MONCAYO de forma unilateral y entregar los restos del mayor Guevara a su familia, voluntad que complementamos el 25 de junio, con el nombre del soldado profesional Daniel CALVO, todo lo cual hoy reiteramos.

2. Tan solo hemos exigido que el gobierno otorgue y cumpla las mismas garantías ofrecidas en pasadas liberaciones unilaterales, para evitar que se repitan provocaciones como la sucedida en anterior entrega de prisioneros.

3. Es el gobierno quien ha introducido palos en la rueda, primero con los “inamovibles” y ahora con nuevas, absurdas e inaceptables exigencias.

4. Como ni el señor Pearl, ni Álvaro Uribe, ni los ricos permiten a sus hijos alistarse en el ejército e ir a la guerra, en el colmo del cinismo y de la insensibilidad clasista pretenden culpar a las FARC cuando lo único que solicitamos es que vengan por sus prisioneros, a quienes ellos mandaron a la guerra y abandonaron luego que cayeron en desgracia, como consecuencia de la confrontación.

5. O será que quieren cobrarle al profesor Moncayo, a los familiares y a las organizaciones solidarias con los prisioneros de guerra, la tenacidad que han tenido para luchar por la libertad de sus hijos?

6. Cada día, cada hora que demore la liberación del cabo Moncayo y del soldado Calvo, es de exclusiva responsabilidad del gobierno de Uribe.


Secretariado del Estado Mayor Central, FARC-EP
Montañas de Colombia, noviembre 6 del 2009

viernes, 6 de noviembre de 2009

A los militares de honor

Hacemos un fraternal y patriótico llamado a los militares de honor para que junto a nuestro pueblo formemos un solo haz que converja en una guerra patria para defender nuestra soberanía y dignidad latinoamericana, enlodada hasta el tuétano de infamia, sangre, corrupción y servilismo por el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien sin ruborizarse siquiera, porque carece de dignidad, aceptó la instalación por el Imperio de 7 bases militares en Colombia, las que serán como una daga envenenada enterrada en el cuerpo de la Patria y su punta alcanzará el corazón mismo de América Latina, cuyo único objetivo es impedir el proceso democrático e integracionista de nuestros pueblos, que bajo la luz del ALBA han continuado el inconcluso proyecto libertario que dejara trunco el Libertador Simón Bolívar.

Apelamos a su honor porque sabemos que él es la primera virtud del militar. El honor es el que hace que se sufra con espartano estoicismo y sin desesperación todas las vicisitudes que nos depara la guerra; él es el que nos impulsa a entregar la vida en el campo de batalla sin ningún cálculo diferente al bien de la patria. Entendiendo por patria el territorio de la Nación con su biodiversidad, riquezas naturales, población y cultura, y no, los bienes, intereses y chequeras de los Santodomingo, de los Ardila Lulle, los Sarmiento Angulo y pare de contar...

Sabemos que en la Institución Militar para suerte de Colombia y orgullo de América Latina, aún hay no pocos hombres que preservan inmaculado el sagrado honor militar y por ello, pueden con altivez mirar de frente a sus conciudadanos y estrechar la mano de los mismos, porque no la tienen manchada de sangre con los crímenes de lesa humanidad de los mal llamados "falsos positivos", que evidencian una profunda descomposición moral tanto de los ordenadores como de los ejecutores, ni tienen la conciencia enmohecida por la degradante corrupción que cada día reverdece más en éste Gobierno de mafia, paramilitarismo y crimen, donde los que se consideran personeros de la soberanía, son traidores infames que no tienen siquiera el prestigio de la legalidad, porque sus actos, inclusive sus vidas, ha sido todo un fraude.

Señores oficiales y suboficiales: Cuando el general Joaquín Matallana quiso entrar al enclave estadounidense de Lomalinda (Meta), un oficial gringo de tercera categoría se lo impidió con arrogancia. Herido en su honor el general colombiano se dirigió al Presidente de la República para manifestarle su infinita molestia por el irrespetuoso desplante. "No puedo hacer nada", le respondió. Era un presidente autista, sin noción de patria, acostumbrado a rumiar en el potrero yanqui de los lacayos. Matallana, hombre de pundonor militar, presentó entonces su renuncia irrevocable, afirmando con energía que en Colombia no puede haber territorio alguno ocupado por fuerzas extranjeras y mucho menos vedado a un General de la República. Unos años después, reunido en Casa Verde con los comandantes guerrilleros Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, el altivo general les prometió con énfasis: cuenten conmigo si algún día el país es invadido por los gringos. ¡Qué calidad humana y militar la de nuestro digno adversario en la guerra de Marquetalia!

Ese es el honor que debe inflamar el pecho de un militar que verdaderamente sienta la patria por dentro.

El lejano incidente de Loma linda trajo a nuestra memoria la reciente afrenta de militares gringos contra la guardia de honor que esperaba al presidente Bush en la escalerilla del avión, en su escala en Bogotá. Para asombro del país, los gorilas de la seguridad de Bush requisaron a los militares colombianos y les revisaron sus armas, sin que nadie chistara nada. Ninguna protesta; sólo el silencio servil de los altos mandos y el presidente. ¡Cómo se ultrajó en esa ocasión nuestro decoro!.

La decisión de Uribe de permitir la instalación de 7 bases militares de los Estados Unidos en territorio colombiano es un acto de alta traición a la patria latinoamericana. Ceder el territorio como base de agresión contra países hermanos, contra los mismos connacionales, y como puntal de consolidación de una estrategia de predominio continental, debe llenar de vergüenza el alma de los colombianos. No hay argumento más irrisorio y cínico que el de Uribe para explicar, que en este caso, no se configura pérdida de soberanía, porque los militares colombianos estarían al mando de tales bases. Lo que ocurre en la base aérea de Tres Esquinas, o en Barrancón, es un mentís de proporciones faraónicas. Allí mandan los gringos. Los oficiales colombianos, como ocurría en Loma Linda, ni siquiera podrán aproximarse a las barracas e instalaciones donde trasiegan los militares norteamericanos.

La "soberanía compartida", a la que de manera insólita alude Uribe, es un sofisma para tontos, porque nunca puede ser soberano un país ocupado por tropas extranjeras. La humillación de ver oficiales colombianos subordinados a oficiales del Comando Sur del ejército de los Estados Unidos, no debe ser tolerada donde hay honor.

¿Quién entiende esa jerigonza presidencial de que los militares gringos tendrán inmunidad, pero no impunidad? Tal vez Uribe está creyendo que los colombianos son una manada de ignorantes atronados.

Señores oficiales y sub oficiales: frente a los proyecciones neocoloniales del gobierno de Washington debemos asumir la misma actitud insobornable y patriótica del Libertador Simón Bolívar, que decía: "Aborrezco a esa canalla de tal modo que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada como ellos... Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo... Formado una vez el pacto con el fuerte, ya es eterna la obligación del débil". Lo que nosotros debemos priorizar es la búsqueda de la unidad de nuestros pueblos. Retomar el proyecto de Gran Nación de Repúblicas que dominaba el sueño del Libertador, como escudo de nuestro destino. En la historia de Nuestra América, sobresale el antiimperialismo de militares patrióticos como el general Omar Torrijos de Panamá, el coronel Francisco Caamaño de Dominicana, el general Velasco Alvarado del Perú, Prestes en Brasil y Arbenz en Guatemala, entre otros, que por su actitud se ganaron el afecto de sus pueblos.

Aquí debemos forjar la resistencia patriótica, coordinando esfuerzos con las organizaciones políticas y sociales del país, para hacer prevalecer la soberanía y la dignidad. Ejército patriota, guerrilla bolivariana y pueblo movilizado, son los únicos que pueden atajar el vuelo amenazante del águila de la doctrina Monroe sobre los cielos de Nuestra América. Hagamos realidad el sentimiento puro del general Matallana de hacer respetar la patria, unidos como debe ser. Ayer el honorable adversario nos decía: cuenten conmigo; hoy les decimos, cuenten con nosotros, no solo para defender la soberanía patria, sino para construir una Colombia Nueva, si se atreven.

Cordial saludo. Compatriotas,

SECRETARIADO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP
Noviembre 2009

domingo, 27 de septiembre de 2009

Reafirmamos nuestra voluntad para avanzar en el proceso de canje que facilite la libertad de todos los prisioneros de guerra... Anuncian las FARC-EP


Restituida la senadora Piedad Córdoba en sus funciones humanitarias, reiteramos:

1. Que el cabo Pablo Emilio Moncayo y el soldado profesional José Daniel Calvo, prisioneros de guerra, serán liberados unilateralmente por las FARC, tal como fue anunciado a comienzos de año. Los mencionados militares serán entregados personalmente a la senadora Piedad Córdoba como representante de Colombianos Por la Paz, garante de transparencia en estas liberaciones y en la entrega de los restos del mayor Guevara. Saludamos la vinculación de la Conferencia Episcopal, el CICR, el profesor Moncayo y la señora Emperatriz de Guevara, a esta misión humanitaria.

2. Deploramos la innecesaria indolencia y la crueldad presidencial que prolongó por cinco meses más el cautiverio de los mencionados militares, así como su precaria sensibilidad frente al drama que afrontan los prisioneros de las dos partes. Trabas, ingratitud y olvido gubernamental, como dice Moncayo, es lo que ha prevalecido.

3. Con este gesto de liberación unilateral reafirmamos nuestra voluntad para avanzar en el proceso de canje que facilite la libertad de todos los prisioneros de guerra, tanto de la guerrilla como del Estado. Nos asiste la certeza que un acuerdo de canje generaría condiciones favorables para abordar la solución política del conflicto que claman las mayorías nacionales.

4. Ante las vicisitudes que rodearon la pasada liberación de militares y policías en el Caquetá, en cuyo desarrollo el ejército asesinó a un guerrillero y desapareció a otro, es imperativo precisar las garantías oficiales y protocolos para esta nueva liberación, los cuales deben ser claros y públicos.


Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, septiembre 22 de 2009

jueves, 24 de septiembre de 2009

Pablo Emilio Moncayo listo para ser liberado en manos de su padre el profesor Moncayo y la senadora Piedad Córdoba

Las FARC-EP aceptan la presencia del CICR acompañando a la misión humanitaria

jueves, 17 de septiembre de 2009


Carta del Secretariado de las FARC-EP a la Unión de Naciones Suramericanas – UNASUR
y a la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América – ALBA


Como organización política-militar amparada por el derecho universal que legitima la rebelión armada contra regímenes oprobiosos y tiránicos, nos dirigimos a la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, y a la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América, ALBA, con la esperanza de participarles nuestro punto de vista en torno a la tensión generada por la instalación de bases militares estadounidenses en territorio colombiano.

Colombia padece el más cruento y prologado conflicto interno de la historia de Nuestra América, pero por razones de una enrevesada estrategia, el Presidente Uribe niega su existencia. El gobierno de Colombia es el primer receptor de ayuda militar norteamericana en el hemisferio. Tiene el ejército más numeroso de América Latina (500 mil hombres).


El 6.5% del PIB es para la guerra. Oficiales del Comando Sur del ejército de los Estados Unidos conducen en el terreno las operaciones del Plan Patriota contra la insurgencia y la población civil. Más de 10 mil millones de dólares han invertido la Casa Blanca en la ejecución del Plan Colombia… En estas circunstancias resulta absolutamente sofismático y contradictorio aferrarse a la absurda subjetividad de la inexistencia del conflicto. El origen de las rencillas de Uribe contra los países vecinos es que sus presidentes se han negado a involucrarse en el conflicto interno de Colombia. Por eso introduce elementos que amenazan la estabilidad de la región como la peregrina tesis de la extraterritorialidad de la política de seguridad democrática, que es la nueva denominación que Washington ha conferido a su vieja como nefasta Doctrina de Seguridad Nacional.

Los siete puñales clavados en el corazón a los que alude el comandante Fidel Castro, pueden ser más, si se tiene en cuenta que la base aérea de Tres Esquinas (sur de Colombia) es, desde hace algún tiempo, otra base militar yanqui encubierta, sospechosamente ubicada donde comienza la Amazonía. La tecnología militar de punta del “monstruo del norte” no solamente alinea sus miras contra la inconformidad popular y la insurgencia bolivariana; apuntan también, con deseo irrefrenable de expolio, a la faja petrolera del Orinoco, a la biodiversidad de la Amazonía y al acuífero guaraní.
Pero en general, sus miras están enfocadas al predominio hemisférico de lo que considera despectivamente su patio trasero.

Sin duda Uribe ya está sentenciado y condenado por los pueblos y por la historia por alta traición a la patria latinoamericana. En la historia futura quedará inscrito su nombre como un triste peón colonial. La instalación masiva de bases militares móviles de los Estados Unidos en el norte de Suramérica constituye la más seria amenaza para la paz y la unidad del continente, pero es al mismo tiempo el reconocimiento de la derrota del Plan Colombia, premonición del epílogo futuro de su nuevo empeño guerrerista contra Nuestra América.

El prefijo “narco” endilgado a la guerrilla y ahora a algunos Estados, es un pretexto para la agresión, como lo fue en el pasado el comunismo. Han revivido a McCarthy para demonizar las opciones de sociedad, siempre presentes en el anhelo colectivo de los pueblos, y con el mismo propósito utilizan el adjetivo “terrorista”. Las FARC no somos terroristas sino revolucionarios. En Colombia, el llamado "terrorismo" tiene una historia reciente y curiosa. Durante casi 40 años, las FARC y el ELN fueron considerados como guerrillas "comunistas" y "castristas" respectivamente. Es evidente que estos calificativos constituían un reconocimiento expreso del carácter político de nuestros movimientos que sostuvimos conversaciones y diálogos con diversos gobiernos.

Pero llegó el trágico 11 de septiembre, y de repente las guerrillas colombianas sufrieron una kafkiana metamorfosis. De la noche a la mañana dejamos de ser "comunistas" y "castristas", y nos transformaron en "terroristas".


Todos sabemos que el llamado "terrorismo" es un arma política de la ultra derecha, una categoría por fuera del derecho penal y un elemento esencial de la ideología del imperialismo. El llamado "terrorismo" es una noción política e ideológica introducida por el gobierno de Bush, que sirve para designar y para satanizar a los que no se someten a la política imperial, a la de sus caínes, o de sus testaferros. Es por ello que sólo son calificados de "terroristas" los que luchan contra el poder; pero jamás lo serán, los que están en el poder.


Con esa lógica, todo movimiento o país que se oponga a la dominación del imperio es, o será calificado más adelante de "terrorista".


Las FARC apoyan resueltamente las bases de paz que el gobierno de Venezuela ha conformando en su territorio para oponerlas a las bases de agresión yanqui en Colombia. Nos gustaría verlas florecer en todos los puntos cardinales del hemisferio como símbolo de resistencia y dignidad de los pueblos. Que inútil es la guerra de Obama y la de su lacayo Uribe contra Nuestra América, la de Bolívar y nuestros héroes nacionales, que a 200 años del grito de independencia regresan con un ejército de pueblos a materializar sus sueños. Necesitamos la paz de Colombia porque ella es la paz de la región. Que nadie acepte los pretextos inventados por los guerreristas.

La supuesta intromisión de Venezuela y Ecuador en los asuntos internos de Colombia, que tanto propalan sus campañas mediáticas, son una densa cortina de humo para tapar la verdadera y abrumadora intromisión de los Estados Unidos, Inglaterra, Israel y España en el conflicto colombiano.


Nuestro objetivo estratégico fundamental es la paz. Lo asumimos con las mismas palabras del Libertador Simón Bolívar: “la insurrección se anuncia con el espíritu de paz. Se resiste al despotismo porque éste destruye la paz, y no toma las armas sino para obligar a sus enemigos a la paz”.


Pedimos a UNASUR y a los países del ALBA incluir en su agenda de trabajo la solución política del conflicto colombiano como preocupación permanente de los estados latinoamericanos. Con un Uribe imbuido en el frenesí de la guerra y envalentonado con las bases norteamericanas, no habrá paz en Colombia ni estabilidad en la región. Si no se frena el guerrerismo -ahora repotenciado-, se incrementará en proporción dantesca el drama humanitario de Colombia. Es hora que Nuestra América y el mundo vuelvan sus ojos sobre este país violentado desde el poder. No se puede condenar eternamente a Colombia a ser el país de los “falsos positivos”, del asesinato de millares de civiles no combatientes por la Fuerza Pública, de las fosas comunes, del despojo de tierras, del desplazamiento forzoso de millones de campesinos, de las detenciones masivas de ciudadanos, de la tiranía y de la impunidad de los victimarios amparados en el Estado.


Las FARC son de hecho, fuerza beligerante. Solicitamos a UNASUR y al ALBA otorgar a las FARC dicho estatus como decisión encaminada a facilitar la paz de Colombia. Sería el comienzo de la marcha hacia la paz. El acuerdo de canje de prisioneros de guerra en poder de las partes contendientes es una buena manera de echar a andar el proceso. En el pasado liberamos, sin obtener ninguna reciprocidad del Estado, a más de 300 prisioneros capturados en combate. Desde hace 4 meses ofrecimos liberar unilateralmente a dos militares prisioneros de guerra, pero el gobierno se ha negado a ofrecer las garantías para que esto sea posible. Estamos dispuestos a retomar la Agenda de Paz del Caguán, a discutir con los voceros del Estado el cambio de las injustas estructuras políticas, económicas y sociales y el fin de los privilegios. Estamos listos para asumir la discusión en torno a la organización del Estado y de la economía, y sobre los lineamientos que han de guiar al nuevo ejército que habrá de surgir de los futuros acuerdo de paz…


Queremos reiterar antiguas propuestas de las FARC para cortarle las alas al narcotráfico en el mundo y a los pretextos de los imperios agresores:


1. Considerar en una gran asamblea de naciones la legalización del consumo de las drogas, como en el pasado se hizo con el tabaco y el alcohol. Nada se puede hacer si el gobierno de los Estados Unidos no combate a las poderosas mafias norteamericanas de la distribución y si no toma medidas encaminadas a contener el torrentoso flujo de precursores químicos salidos de sus industrias. Simultáneamente con esta determinación se debe desplegar una totalizadora campaña de educación a la juventud contra el daño espiritual y social que causa el consumo de la droga.


2- Sobre el presupuesto de que la narco-producción en los países pobres es un problema social, no erradicable mediante la represión, retomamos la propuesta del comandante Manuel Marulanda Vélez a la Audiencia pública Internacional sobre cultivos ilícitos y medio ambiente, realizada en San Vicente del Caguán: adelantar un plan de sustitución de los mencionados cultivos, por otros de consumo alimentario, que siendo similarmente rentables, resulten atrayentes para los campesinos pobres. Pero es necesario acompañar el esfuerzo con un plan de desarrollo financiado por el Estado y la comunidad internacional, que lleve educación, salud, carreteras, servicios públicos, posibilidades de mercadeo de los nuevos productos, a los pobladores de esas regiones remotas y olvidadas. Ni Colombia ni Estados Unidos tienen interés en ello, porque lo único que les importa es mantener vivo el pretexto para la intervención.

Si la preocupación de Washington por el narcotráfico fuera sincera, ya habría caído el gobierno de Uribe, vinculado de antaño a investigaciones por narcotráfico en los Estados Unidos y con el 30 porciento de congresistas de su partido en la cárcel por nexos con el narco paramilitarismo. El Departamento de Estado sabe que Jorge Noguera, siendo director del DAS (seguridad del Estado), personalmente realizó contactos y abrió las rutas del narcotráfico desde Colombia a Centroamérica, pasando por México y de allí a los Estados Unidos, y que el mismo DAS se encargó del ingreso de los dólares desde ese país al aeropuerto El Dorado de Bogotá, lo que generó el cerrado aplauso de los mafiosos y de los capos narco-paramilitares. También activó una ruta desde Santa Marta a países africanos, y desde allí a Europa. En el mundo de la mafia el DAS es conocido como “el cartel de las tres letras”. Estados Unidos maneja el tema del narcotráfico para chantajear a gobernantes dóciles como Uribe y utilizarlos como peones de sus proyecciones geopolíticas.


El dictador Uribe está actuando como el Caín de América. Aduce estar pidiendo una colaboración, pero una cosa es la colaboración y otra el vasallaje, una cosa es ser aliado, y otra cosa es ser lacayo. La última cumbre de UNASUR patentizó la enorme soledad y el rechazo que su gobierno despierta en las demás naciones hermanas, debido a su condición de aliado incondicional de los Estados Unidos y su desleal papel en contra de los intereses que guían las esperanzas de integración y unidad latinoamericana. Ojalá podamos con el concurso de todos impedir este nuevo ultraje a la dignidad y el decoro de nuestros pueblos, pero si a pesar de todo, nos lo imponen por la fuerza y se consuma la infamia, lucharemos con dignidad y con denuedo, hasta nuestra última gota de sangre para expulsar al invasor extranjero de nuestro suelo patrio. La patria es América, y en esa lucha, nos encontraremos todos, en la certeza de que lo que está en juego es el futuro y la emancipación de nuestro continente, como un conjunto de naciones soberanas e independientes o como neocolonias.


Expresamos a UNASUR y a los países del ALBA nuestra disposición a concurrir con una delegación de las FARC, si lo estiman pertinente, a explicar, en un encuentro a definir, nuestros puntos de vista sobre el conflicto y nuestras iniciativas para su superación.


Finalmente, les reiteramos la política internacional y de fronteras de las FARC, la cual no considera a los ejércitos de los países vecinos como sus enemigos. El escenario de nuestra confrontación política y militar es Colombia. Todas las fuerzas y los destacamentos militares de los países latinoamericanos pueden tener la certeza que las FARC nunca serán una fuerza de agresión contra ellos. A los gobiernos, a los ejércitos de los países vecinos, a sus pueblos, les reiteramos nuestra invariable hermandad.
Reciban nuestro saludo cordial.
Compatriotas,

Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, septiembre 2 de 2009