La Casa Blanca no vacilará en recurrir a los gorilas si con ello puede frenar el avance de las fuerzas progresistas en el continente y asegurar su predominio. La insípida condena del gobierno de Washington al golpe, no lo salvará de la sospecha; es sólo retórica displicente. Su verdadera preocupación es geopolítica y apunta sus miras contra el ALBA, la Alianza Bolivariana para las Américas, que cuestiona el expolio y sus espacios coloniales en el hemisferio. Hoy la prioridad del Departamento de Estado es la reorganización de sus peones ultraderechistas para oponerlos al sentimiento y a las tendencias patrióticas que a 200 años del grito de independencia, insurgen nuevamente en Nuestra América.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, al tiempo que expresan su solidaridad combatiente con la justa lucha del pueblo de Morazán, que finalmente derribará la tiranía, llama a los pueblos y gobiernos progresistas de la América de Bolívar a cerrar filas en torno a la bandera que convoca a la lucha por la independencia, la libertad, la soberanía y la conformación de la Patria Grande, contra las ambiciones neocoloniales del más poderoso imperio de la tierra. “Unidos seremos fuertes y mereceremos respeto; divididos y aislados, pereceremos”, es la advertencia del padre Libertador.
Repudiamos la doble moral del régimen mafioso de Bogotá presidido por Uribe, que públicamente condena el golpe, pero en privado recibe en el Palacio de Nariño a los golpistas, reconoce al gobierno de facto y con éste proclama su hermandad en el odio visceral contra la Revolución Bolivariana de Venezuela y el liderazgo hemisférico del Presidente Chávez.