¡El pueblo que puede, el pueblo que
construye, tiene la palabra!
Castiguemos con el repudio colectivo a los
gobernantes vasallos
Estamos en marcha por la dignidad de la
patria. La batalla por la independencia no ha terminado, ha entrado en su fase
decisiva.
No podemos proclamarnos libres cuando la
política de dominación de un imperio nos subyuga y nos somete con la
complicidad apátrida de las oligarquías, y nos aprisiona la inhumanidad de las
cadenas de la esclavitud neoliberal.
Un país ocupado militarmente no es
independiente. No podemos declararnos soberanos cuando la fuerza militar de una
potencia extranjera plaga de bases el territorio patrio, pisotea la dignidad, y
la bandera de los Estados Unidos ondea sobre nuestra América, su amenaza de
expolio.
¡Pero sí podemos proclamarnos pueblo en
lucha por la libertad!
Ya estamos en batalla. Con la certeza de
Bolívar, “todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han
exterminado al fin a sus tiranos”. La justa causa de los pueblos no puede
ser derrotada. La espada de batalla del Libertador, ahora en manos del pueblo,
nos abrirá los caminos de la esperanza y triunfará en la contienda de la
definitiva emancipación.
Despleguemos hoy la oriflama tricolor
del bicentenario como símbolo de lucha y homenaje a los libertadores que
soñaron la Gran Nación de Repúblicas, escudo de nuestro destino, a los que nos
dieron patria pensando en la humanidad y se batieron en los campos de batalla
para dignificar al hombre y a la mujer americanos.
Como hace doscientos años “en Bolívar
está la emancipación”. Esta certeza esparcida sobre el cielo de América por el
prócer Camilo Torres, debe ser la divisa de nuestra campaña en la alborada de
Socialismo y Patria Grande que ilumina el continente y la América insular. La
cosecha de la siembra amorosa de los libertadores concebida para los pueblos,
no puede ser usurpada ni un minuto más por los herederos de Santander y su
perfidia; debe pasar al usufructo de sus destinatarios originales. La sangre de
los libertadores no abonó los campos de batalla para hacer más ricos a los
ricos ni facilitar nuevas cadenas coloniales, sino para redimir al soberano,
que es el pueblo.
Rindamos tributo en esta efeméride al
inca Tupac Amaru, al comunero José Antonio Galán, al negro José Leonardo
Chirinos, y a todos los descuartizados por la criminal opresión de la corona
española. Honor a la joven Policarpa Salavarrieta arcabuceada por los
terroristas pacificadores encabezados por el general español Pablo Morillo.
Gloria eterna a Francisco José de Caldas, Camilo Torres Tenorio, a Francisco
Carbonel y a todos aquellos, que supliciados en los patíbulos, nos mostraron
con su ejemplo el camino de la libertad. A los precursores de nuestra
independencia, Miranda, Nariño y Espejo, nuestro reconocimiento eterno. Tenemos
que desenterrarlos, sacarlos de las fosas del olvido en las que los ha
confinado la mentirosa historiografía de los que desviaron el rumbo de la
patria, para que sigan en batalla.
Aún resonaba el eco de la victoria de
Ayacucho cuando estalló la contrarrevolución en la ambición desbordada de la
oligarquía criolla por el poder político ilimitado. Ella encontró en la
Doctrina Monroe, intriga y aliento permanente para dividir el territorio y
despedazar la obra legislativa bolivariana que pretendía dignificar al pueblo
haciendo prevalecer el interés común sobre el particular.
Tal como lo había pronosticado el
Libertador, no tardaron en buscarse un nuevo amo. Combatieron la concepción
bolivariana de la unidad de pueblos en una Gran Nación, apoyados en el sofisma
de la Doctrina Monroe. Ella fue su acicate para asaltar el poder y lograr su
miserable sueño de sustituir a los virreyes en la opresión. Esa doctrina era el
disfraz de la avaricia del Destino Manifiesto anglosajón, que jamás pensó
enfrentar a la armada colonial británica ni a la Santa Alianza que proyectaba
restaurar en América el predominio del trono español, sino anexar repúblicas,
saquear recursos, y someter políticamente.
Traicionaron la grandeza y trocaron la
posibilidad del surgimiento de un nuevo poder continental, que fuese equilibrio
del universo, esperanza de la humanidad, por el arrodillamiento y la sumisión a
una potencia extranjera. Sólo les interesaba asaltar el poder político con la
ayuda externa para acrecentar sus fortunas personales y ponerlas a salvo
de la revolución social. Dóciles a su nuevo amo desmovilizaron, por conveniencia
recíproca, al ejército libertador, único garante de la independencia y las
conquistas sociales, fuerza disuasiva al mismo tiempo, de las ambiciones
neocoloniales del gobierno de Washington.
Los codiciosos y agresivos líderes del
norte, inspirados siempre en el cálculo aritmético, poseídos por la ambición de
erigir su prosperidad sobre la base del expolio a los pueblos del sur, no
podían tolerar la concreción del plan estratégico de Bolívar en el Congreso de
Panamá que contemplaba la formación de una liga perpetua de las naciones antes
colonias españolas, presidida por una autoridad política permanente, con un
ejército unificado concebido para la defensa y para la campaña de liberación de
las islas de Cuba y Puerto Rico, consideradas por Washington, apéndices de su
espacio continental. Les mortificaba la idea del Libertador de hacer efectiva
la ciudadanía hispanoamericana entre pueblos hermanos, el establecimiento de un
poder político enemigo de la esclavitud, y sobre todo, el propósito de impulsar
un régimen de comercio preferencial que hiciera prevalecer la cláusula de
nación más favorecida para las repúblicas hermanas coaligadas.
Todas estas medidas pensadas por el
Libertador Simón Bolívar para preservar la independencia y la dignidad de las naciones
hispanoamericanas se interponían como fortificación inexpugnable frente a las
insólitas pretensiones del Destino Manifiesto, embeleco inventado por los
fundadores del imperio para auto-legitimar el expolio.
Por eso cursaron la instrucción perversa
a sus ministros en Colombia, México y Perú, de estimular las rivalidades entre
nuestras repúblicas, el espíritu chovinista, desatar el espionaje, la
conspiración y la intriga, minar el prestigio del Libertador, y por eso fue
Bolívar el blanco de sus furibundos ataques.
Eliminar la figura política del
Libertador, su poderoso influjo en América Latina, fue su obsesión hasta causar
su muerte física y el eclipse transitorio de su proyecto político y social.
Todas las desgracias y miserias de
Nuestra América tienen ese origen. “Los Estados Unidos parecen destinados por
la providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”. Lo
había profetizado Simón Bolívar.
La revolución quedó truncada, inconclusa
desde 1830 por la acción depredadora de la jauría de excluyentes criollos
azuzada y comandada por el gobierno de Washington.
“Toda revolución –decía el Libertador-
tiene tres etapas: la guerrera, la reformadora y la de organización. La primera
etapa pertenece al pasado; fue obra de los soldados. La segunda la cubrimos con
el Congreso de Cúcuta y el gobierno de Bogotá. La tercera, la de organización,
la abordaré yo en Panamá”.
Es este exactamente el punto de partida
para retomar la obra de la independencia y la revolución. A 200 años de
iniciada la gesta independentista el proyecto de Bolívar sigue siendo
asombrosamente vigente, como si hubiese sido concebido para los tiempos que
corren. El pueblo que puede, el pueblo que construye, tiene la palabra. Y ahora
Bolívar es el pueblo mismo empuñando su espada con la irreductible
determinación de luchar por la concreción de su gran sueño.
Pero el sólo grito de independencia no
es suficiente; quedó demostrado en la explosión simultánea de gritos que
estremecieron el continente sur, ahogados rápidamente por las sanguinarias
fuerzas punitivas de la corona. Ningún pueblo puede lograr su libertad si no
tiene una fuerza propia. Esta vez el nuevo grito de independencia debe ser el
grito de todos, el grito de los excluidos reforzado con la movilización
resuelta, con la lucha multiforme, con las armas de la unidad, de la
inteligencia y de la fuerza. Es la hora de los pueblos. Ellos fueron los que
combatieron y combaten, los que aportaron y aportarán miles de héroes estelares
o anónimos. Fue el pueblo la fuerza viva del ejército bolivariano que derrotó
el régimen colonial en la América del sur, y será protagonista del triunfo
inevitable de la revolución política y social.
Hay una espiral que asciende hacia la
libertad. La lucha de los patriotas del siglo 19 tiene un hilo conductor, una
articulación, con la de los patriotas del siglo 21. Aquellos desplegaron su
lucha en un agitado contexto de crisis del mundo colonial. Se consolidaba, sí,
el sistema capitalista con el saqueo y la esclavitud de pueblos, pero al mismo
tiempo la invasión napoleónica a España estimulaba en Hispanoamérica la ruptura
radical con el régimen colonial. La lucha de los patriotas del siglo 21 por la
definitiva independencia no sólo está ligada a la derrota del sistema
capitalista y la dominación imperial, sino que exige la superación de ese
sistema decadente y la inauguración de una nueva era justiciera: la del
socialismo y la Patria Grande. La actual crisis estructural del capitalismo es
el toque del clarín que anuncia al pueblo, que ha llegado el momento de
lanzarse a la batalla definitiva por la emancipación.
La preocupación de Washington es Simón
Bolívar todavía vivo y palpitante en el anhelo justiciero de los pueblos, la
vigencia de su pensamiento, de su proyecto político y social, el reencuentro de
los excluidos con la historia verdadera que les dice que fueron ellos, su
dignidad, el objeto principal del proyecto originario de nación.
Como vislumbran en la conciencia de los
pueblos un obstáculo al expolio, recurren a la fuerza y al despliegue del
poderío de su tecnología militar para negar por la violencia o la disuasión lo
que exigen el sentido común y la justicia. No nacimos para ser vasallos de nadie,
ni patio trasero de ninguna potencia. La América del sur nos pertenece porque
nacimos en ella. Tenemos derecho a la dignidad humana y a construir el modelo
de sociedad que haga nuestra felicidad.
¿Qué importa que los Estados Unidos
desplieguen estratégicamente sus bases militares en el Caribe y el continente,
si estamos resueltos a ser libres? Como diría Bolívar en la efervescencia
independentista de la Sociedad Patriótica: “pongamos sin temor la piedra
fundamental de la libertad suramericana; vacilar es sucumbir”.
Opongamos un escudo de dignidad
latinoamericana y caribeña a las incesantes agresiones e irrespetos del
monstruo del norte, fraguado este escudo en el más duro y resistente acero de
la unidad. “Porque la división es la que nos está matando”, debemos
destruirla. La dispersión y ausencia de unidad es la que ha interpuesto el
tremendo abismo que nos separa de nuestro destino de Gran Nación, de potencia
de humanidad y libertad. Rompamos las cadenas mentales y culturales que
engrilletan la conciencia colectiva. Nuestro deber es desoir el esclavizante
canto de sirena del imperio para escuchar la palabra amorosa del padre y
Libertador, que nos dice, que “unidos seremos fuertes y mereceremos respeto;
divididos y aislados, pereceremos”. La unidad es nuestra fuerza y es
nuestra esperanza.
Rechacemos con decoro patrio las bases y
emplazamientos operativos de avanzada del ejército de los Estados Unidos en
Colombia. Castiguemos con el repudio colectivo a los gobernantes vasallos, de
colonia, que permitieron el ultraje y que prestaron el territorio como base de
agresión yanqui contra los pueblos del continente; a los apátridas que han
arrodillado por 200 años nuestra dignidad ante el águila imperial, y que han
clavado la daga de la política neoliberal y del Fondo Monetario Internacional
en el corazón de la Colombia hemisférica; a los desvergonzados peones del
imperio que prestan su sentimiento esclavo para atajar a nombre de Washington
la incontenible ola bolivariana que recorre el continente.
La marcha patriótica bicentenaria está
en movimiento. Como decía Bolívar: “el impulso de la revolución está dado,
ya nadie lo puede contener (...) El ejemplo de la libertad es seductor, y el de
la libertad doméstica es imperioso y arrebatador (...) Debemos triunfar por el
camino de la revolución y no por otro (...) La ley de la repartición de bienes
es para toda Colombia”.
La movilización de pueblos ha comenzado.
Ya estamos en batalla. Con la espada del Gran Héroe triunfará la independencia
definitiva, la Patria Grande y el Socialismo.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Telesur registra nuestro camarada Timoleón Jiménez, como Nuevo Comandante en Jefe de las FARC-EP
Camarada Ivan Márquez
Saludo al Encuentro Nacional por l Paz en Barrancabermeja
Jesús Santrich e Iván Márquez en Oslo Noruega
Camarada Iván Márquez buscando la paz
Simón Trinidad, LO NECESITAMOS EN LA MESA DE DIALOGOS
Nuestros voceros en el diálogo
Voceros de las FARC-EP en la mesa de diálogos
Parte de Guerra
Camarada Alfonso Cano CUMPLIREMOS!!!
El filósofo de la paz con justicia social
Gloria eterna y lucha hasta vencer, el homenaje a nuestros héroes
Camarada Alfonso Cano CUMPLIREMOS!!!
Siempre pensando en la paz
Camarada Alfonso Cano CUMPLIREMOS!!!
Con el legandario camarada Manuel Marulanda
Camarada Alfonso Cano CUMPLIREMOS!!!
Camarada Alfonso Cano CUMPLIREMOS!!!
Con Patricia, su inseparable compañera
47 Años de Batallas por la Paz de Colombia desde la Resistencia Armada
Colombianas y colombianos, hermanas y hermanos de Latinoamérica: en este mes de mayo se cumplen 47 años de barbarie impuesta a nuestra patria, 47 aciagos años de muerte aleve, de persecución implacable, de encarcelamientos injustos, de negación de derechos fundamentales a los ciudadanos, de despojo de tierras y viviendas, de destierros y desplazamientos, de enriquecimientos inmorales y de empobrecimiento violento, tan violento como la pobreza misma, causados por los distintos gobiernos que han ejercido el poder para la opulenta minoría.
47 años de violencia partiendo desde el día que el bipartidismo liberal-conservador personificado en el excluyente, corrupto e infame pacto de alternación presidencial del Frente Nacional, en el gobierno de Guillermo León Valencia tomó la decisión de enrumbar el curso histórico de la patria por los despeñaderos de la barbarie, lanzando la más grande ofensiva militar que hasta el momento se conociera en Latinoamérica, con más de 16.000 efectivos de la fuerza armada gubernamental y orientada desde la Casa Blanca, en su estrategia para el control geopolítico del continente y contener los vientos de dignidad e independencia que soplaban desde la revolución cubana, articulado en el Plan LASO (Latin American Security Operation)para aniquilar al campesinadode Marquetalia.
Es que la violencia y el arrodillamiento ante el amo yanqui, ha sido por excelencia la conducta política de las clases gobernantes en Colombia.
Hay verdades que incomodan a las clases que detentan el poder y a sus portavoces, como la de que, la violencia es la característica principal de su conducta política, y por eso lanzan a escena todo su tinglado mediático para hacer de sus trampas y mentiras “verdades oficiales”, como la justificación para la agresión a las comunidades agrarias en Marquetalia, bajo el estigma de “repúblicas independientes”, cuandoel corifeo de la sinrazón, en el congreso de la república, encabezado por el senador ultraconservador Álvaro Gómez Hurtado azuzó el terror para desplazar a sangre y fuego la resistencia en Marquetalia, por encima del clamor nacional de paz que los acompañó, y obligándolos a proferir la resistencia de las FARC-EP que crece imbatible acompañada de amor, esperanzas, iniciativas y críticas de los colombianos.
Desde Marquetalia hasta hoy, las FARC-EP jamás hemos renunciado a la solución política del conflicto social y armado, que la oligarquía colombiana profundiza en cada ciclo de gobierno, porque la búsqueda de la paz con justicia social es parte de nuestra génesis y razón de lucha, además de la certeza de que es con la participación del pueblo volcado en acciones e iniciativas como la construiremos.
Es con el pueblo empujando por la distribución justa de la tierra, por el establecimiento de efectivas políticas de salud que prioricen en el hombre y en la mujer y, no en las cuentas bancarias de los emporios económicos de la corrupción que la comercializan; por alcanzar estrategias sociales que prioricen en vivienda digna en campos y ciudades, educación para todos, democracia plena para la convivencia nacional y el ejercicio pleno e integral de los derechos humanos; por reducción del gasto militar y el redireccionamiento de la política de defensa.
Es la movilización de todos los sectores de la sociedad colombina quien impondrá la salida política del conflicto, iniciando con el acuerdo humanitario que libere a todos los presos políticos que se encuentran en las cárceles del régimen y a los prisioneros de guerra en poder de la insurgencia.
Cuando el gobierno ordenó el ataque a Marquetalia, los campesinos agredidos elevaron su voz por salidas de paz y bienestar, pero la ambición bipartidista del Frente Nacional desató el desangre que nos azota. Y todas las amenazas cayeron contra las fuerzas de resistencia encabezadas por los legendarios comandantes Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Isaías Pardo, Hernando Gonzales Acosta, Jóselo Lozada, Ciro Trujillo, Miguel Pascuas, Fernando Bustos, Jaime Guaracas, Miriam Narváezy los 46 integrantes de la pléyade fecunda de la gesta Marquetaliana y de la insurgencia que hoy representamos las FARC-EP.
Y prometieron su aniquilamiento físico y con ello el fin de la resistencia en pocas semanas. Desde entonces las amenazas y el “fue dado de baja”, el “va gravemente herido”, el “le estamos respirando en la nuca”, “en cinco meses los derrotamos”,el “necesito otros cuatro años para derrotarlos”, o el “este es el fin del fin” ha sido el argumento para justificar el exponencial gasto militar, que ha disparado la fuerza pública armada a más de 500 mil efectivos, y que consumirá la quinta parte del presupuesto nacional del año entrante. Y, que además, recepcionó cerca de los casi $10.000 millones de dólares de ayuda norteamericana del fracasado Plan Colombia, ratificando lo falaz de la publicitada tesis gubernamental del “pos-conflicto”, pero profundizando las desigualdades que hoy deja a más de 30 millones de pobres.
En este casi medio siglo de confrontación armada, hemos puesto todas nuestras energías por la solución política del conflicto, pero los sectores del poder, que se crecen de privilegios en la guerra, han disparado sus arsenales para que ello no sea posible. Los acuerdos de la Uribe, firmados hace 27 años y que fueron esperanza de paz y prosperidad para la nación, fueron ahogados en sangre con el asesinato de más de cinco mil integrantes de la UP, el mayor genocidio contra un partido de oposición esperanzado de paz.
En Caracas y Tlaxcala pusimos todo nuestro entusiasmo por retomar los caminos de la solución política, pero el guerrerismo de la clase dirigente, ostentado en la guerra integral del gobierno neoliberal de Cesar Gaviria, le apostó al juego de la derrota militar de la guerrilla,y en lo económico a la llamada apertura, que dejó en la quiebra a cientos de medianas y pequeñas empresas elevando los niveles de pobreza.
A los diálogos del Caguán llegamos con los equipos espigados con las esperanzas de reconciliación del pueblo, pero la estrategia de la clase dirigente, orientada desde Washington, no era de paz, era ganar tiempo para recomponer las estructuras de su fuerza armada golpeada duramente por el accionar de las FARC-EP y desarrollar los planes de guerra contenidos en el fracasado Plan Colombia y poner el territorio a disposición de las fuerzas de ocupación yanquis y cabeza de playa para la agresión contra los pueblos hermanos de América Latina que construyen soberanía y democracia.
La violencia nunca ha sido nuestra razón de ser, la violencia nos la impusieron y es la característica principal de un régimen decadente que medra en ella. Que asesina a los opositores para monopolizar el poder político y crecer las chequeras de la corrupción o alcanzar reconocimiento dentro de la estratificación de la muerte que estableció el ministerio de la defensa, para recompensar los crímenes de Estado y que para eludir su responsabilidad, eufemísticamente los han denominado “falsos positivos”.
Violencia que ha desplazado a más de 5 millones de compatriotas y desaparecido a más de 19 mil colombianos, solamente en los 8 años de gobierno de Uribe Vélez, para enriquecimiento de industriales, agroindustriales, ganaderos, narco-terratenientes y militares.
Nuestra razón de ser es la paz de la vivienda digna, la del desarrollo humano equilibrado, la de la educación gratuita en todos los niveles, la de la salud preventiva para toda la nación, la de la reforma agraria integral que beneficie a las comunidades campesinas, indígenas y afro descendientes,la del salario justo y del empleo garantizado,la de la protección integral del medio ambiente, la de las garantías políticas para el debate y la participación en los órganos del poder político, la garante del ejercicio pleno de los derechos humanos integrales, la del respeto y garantías a las comunidades LGTV, la del reconocimiento pleno a los derechos de género, la del reconocimiento al aborto como parte sustancial de una sociedad que debe crecer en derechos y la del derecho a la protesta y a la movilización social.
Y por esta paz nos la hemos jugado toda, hasta la vida misma, como lo han refrendado con generosidadcientos de combatientes, entre quienes destacamos, con compromiso indeclinable, a los inolvidables comandantes guerrilleros Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Efraín Guzmán, Raúl Reyes, Iván Ríos, Jorge Briceño, Mariana Páez y a todos nuestros héroes farianos.
Compatriotas, la paz es un derecho que tenemos que hacer realidad en esta patria inundada de vejámenes.
La barbarie no puede seguir siendo parte de nuestro destino durante otros 47 años más, y menos ahora que con la movilización podemos imponernos un futuro cierto y civilizado, ahora que el terror y el miedo acrecentado por el modelo de Estado mafioso que implantó Uribe Vélez se devela de la corrupción que ocultó la exaltada “seguridad democrática” donde la parapolítica, la Yidis-política, los “falsos positivos”, los encarcelamientos masivos, las fosas comunes en todo el país, el robo de recursos destinados al campo mediante el programa “Agro-ingreso seguro” para enriquecimiento de los aliados clientelares del régimen, las zonas francas para beneficio del bolsillo familiar del ex presidente, los seguimientos ilegales del DAS, la extradición de sus aliados narco-paramilitares para asegurarse impunidad, las mansiones dentro de guarniciones militares para albergar a oficiales de las fuerzas armadas condenados por crímenes de guerra y de Estado no amedranta ya a nuestro pueblo, como este lo ha expresado ya en sus reiteradas manifestaciones.
Movilizaciones que vienen creciendo desde el año pasado, y crecerán, como el clamor de justicia social que reclama la nación, contra el continuismos del Uribismo que representa la “Unidad Nacional”del presidente Juan Manuel Santos, su neoliberalismo que propende un modelo de enclave garantista para las multinacionales minero-energéticas que profundizará la crisis humanitaria que afecta al país y la medioambiental que azota inclemente a la nación en cada cambio de estación, de recorte y represión a las libertadespúblicas, de profundización del conflicto social y armado justificado en una concepción de seguridad nacional impuesta desde Washington y que fundamenta todas las modalidades de crímenes de Estado que se aplican en Colombia, de impunidad a la corrupción que campea en todos los estamentos del Estado como los carteles de la salud que estableció la ley 100. Pero será la movilización y la unidad de todos, de todas las organizaciones y expresiones de lucha como será posible alcanzar la reconciliación y la reconstrucción de la nación, y nuestros esfuerzos, y los de todas y todos los combatientes farianos, se ponen a disposición de esta patriótica empresa.
A estos 47 años de barbarie oligárquica, tenemos que imponer la salida civilizada al conflicto con el incontenible poder de la movilización. Invitamos a todas las colombianas y colombianos, y a sus organizaciones para que visibilicemos todas las esperanzas de paz con justicia social que palpitan en el corazón de la patria, con actividades culturales, exposiciones de arte, de música, danza y poesía; en encuentros deportivos, caminatas ecológicas, encuentros literarios, grupos de estudio, foros, conversatorios, encuentros, talleres, movilizaciones y marchas, para que la antorcha de la paz se encienda desde ya, e ilumine las añosas esperanzas que nos han querido cercenar. Y saludamos a todas nuestras hermanas y hermanos de Latinoamérica que han venido acompañando al pueblo colombiano en este empeño.
Convocamos a todo el pueblo a la acción y a la movilización, para enrumbar a la nación por el camino de la solución política y dialogada, imponiendo reglas fiscales cuyo propósito consista en beneficiar a los más desprotegidos, con gravámenes más altos para los que mayores ganancias adquieran. A establecer una política de salud pública que haga énfasis en la colombiana y el colombiano común, y no en los bolsillos de los pulpos financieros y de los carteles mafiosos que de ella se benefician como lo evidencia el atraco de Saludcop producto de un modelo diseñado exclusivamente para beneficio económico de los empresarios.
Por una política educativa que redima y eleve los niveles de investigación científica de la nación y no la chequera de los monopolios privados de la enseñanza. A establecer una ley de víctimas, restitución de tierras, en beneficio de los sin tierra, de los despojados y de las víctimas, para que la impunidad y repetición de los crímenes de Estado no siga siendo la regla, y que avance hacia una profunda y verdadera reforma agraria y no la pretendida política del presidente Santos de entregar baldíos a los sin tierra y las tierras fértiles a los empresarios agroindustriales y terratenientes.
A que se protejan los recursos naturales de la explotación de las multinacionales que desplaza a la minería artesanal y a la pequeña minería y deteriora el medio ambiente. A derrotar el continuismo de la llamada “seguridad democrática”, ahora denominada “unidad nacional” y que persiste en la militarización de la nación y en la criminalización de la protesta social, de sus organizaciones y dirigentes. A imponer una reforma al infame régimen de pensiones y a las lesivas normas laborales que exprimen al trabajador y holgan a los patronos.
En estos 47 años de batallas por la paz de Colombia desde la resistencia armada, nos ratificamos en el empeño de la reconstrucción y reconciliación de la Colombia bolivariana, la patria grande y el socialismo, iluminados por el pensamiento unitario del libertador Simón Bolívar. Porque la unidad y la paz si son posible.
Estado Mayor Central de las FARC-EP Montañas de Colombia, mayo 27, 2011
En el 2011 redoblaremos actividades en todo sentido
Camaradas del Secretariado del Estado Mayor central, Estados Mayores de bloques y frentes, Comandos Conjuntos, mandos de Columnas Compañías, Guerrillas y Escuadras, guerrilleras y guerrilleros, integrantes de las milicias bolivarianas, compañeros del PC3 y Movimiento Bolivariano, reciban un cálido saludo revolucionario, colmado de mis mejores deseos por un año nuevo colmado de éxitos.
Al despedir el año que termina y saludar al 2011 envío a través de todos ustedes un mensaje solidario a los millones de colombianos que en estas épocas de intensas lluvias han sido víctimas de inundaciones y derrumbes como consecuencia directa de la inclemente, desmedida e irracional explotación capitalista de nuestras riquezas naturales, del aumento incontrolado de las aéreas destinadas a grandes potreros ganaderos que aceleran la erosión del suelo patrio, y, consecuencia también de la imprevisión, el desgreño y la corrupción que caracterizan la gestión de la administración pública en Colombia.
Saludo al pueblo que aguanta sobre sus hombros el peso de la crisis secular de nuestra sociedad, generada por la dependencia neocolonial de Washington, por el terror del Estado, por las estrategias neoliberales del régimen, por la estructura latifundista de nuestros campos y la corrupción que envenena las costumbres políticas, paraliza el progreso y acrecienta las grietas sociales.
De la multiplicidad de aspectos de primer orden que deber abocar a Colombia en el 2011, reclamo especial atención alrededor de dos proyectos de ley que hacen trámite en el parlamento, relacionados uno, con la reparación de las víctimas de la violencia que sufre el país desde hace ms de 62 años, y el segundo alrededor de la propiedad y usufructo de la tierra, temas interdependientes el uno del otro, dos caras de la misma moneda, vertebrales en la historia reciente de Colombia, muy densos para su tratamiento, pero esenciales, si se busca fomentar un futuro de reconciliación y democracia.
Los dos temas necesitan, y eso lo debemos luchar, bases ciertas y manejos serios, si se pretende contribuir de verdad a la solución del conflicto; en el primero el punto de partida debe ser el reconocimiento taxativo de los partidos tradicionales y del Estado, de su responsabilidad en el inicio de esta fase de la confrontación que nos azota desde 1948, dinamizada posteriormente durante la guerra fría, con la inserción de la doctrina de la seguridad nacional como concepción de Estado en Colombia. Un reconocimiento tal, desatara vertiginosamente un proceso de reconciliación basado en la verdad.
En el segundo, sobre una reforma agraria, es inaplazable regresar las tierras usurpadas en todos estos años a sus verdaderos dueños, a colonos y campesinos, así como restituir las suyas a las comunidades indígenas y entregar las que pertenecen a las comunidades negras; esto es imperioso, pero todo el proceso será un esfuerzo inocuo sino se tiene como sustento la decisión de liquidar el latifundio que crece como un cáncer.
Según un estudio del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y de CORPOICA del año 2001, las fincas de ms de 500 hectáreas correspondían al 0.4% de los propietarios que controlaban el 61.2% de las superficie agrícola, en un proceso de progresiva e infame concentración que viene de años atrás y que no para.
Una ley de tierras moderna y con visión estratégica, sembradora de paz, debe incluir inexorablemente ayudas económicas y tecnológicas, facilidades para el mercadeo, vías, pero ante todo y necesariamente armonizar en ella lo social, lo territorial, lo cultural, lo ambiental y lo espacial en todos sus considerandos y prospecciones.
Estos dos proyectos de ley tienen un condicionante esencial en su elaboración, análisis, discusión, aprobación y concreción deben participar protagónica y decisoriamente los sectores afectados, el pueblo que ha sufrido en carne propia la violencia del Estado, del paramilitarismo y del latifundio.
Sera iluso pensar que un parlamento como el actual de tanta y tan reconocida herencia y representación narcoparamilitar va a sacar adelante una ley de tierras y una de reparación de víctimas que favorezca en justicia a los sectores populares.
Haciendo parte estos dos aspectos de la raíz del conflicto colombiano es evidente que se requiere de un escenario realmente democrático y representativo que agarre el toro por los cachos y proyecte una solución definitiva.
Con estos dos, otros temas reclamaran en el 2011 prioridad en el debate nacional como el inexorable desenmascaramiento del régimen delincuencial, mafioso y cipayo de Álvaro Uribe, el terrorismo del Estado, las concesiones mineras a las grandes transnacionales, el recalentamiento global, el TLC, la decreciente calidad de vida de los trabajadores colombianos bajo la estrategia neoliberal en curso, el desempleo, la inestabilidad laboral, la humillante precariedad de los salarios, la corrupción, la reconstrucción de las viviendas, ecónomas y poblados arrasados por las lluvias en estos meses; aspectos todos a travesados por el debate electoral para alcaldías y gobernaciones.
En todos esos análisis, movilizaciones y bregas participaremos vigorosamente con la plataforma bolivariana como faro, buscando que la unidad y organización del pueblo afiance sus luchas reivindicativas, las potencie, les posibilite ganar confianza en su fuerza independiente al mismo tiempo que aprende de su propia experiencia.
En todas esas jornadas seremos referentes o protagonistas desde la clandestinidad o desde la trinchera. No cejaremos un solo instante de luchar por la solución política del conflicto, por principios, por las certezas que nos motivan, porque somos revolucionarios porque amamos la paz. Las condiciones para lograr la justicia social, la democracia, la soberana y el socialismo, nos las impuso el Estado, no las escogimos nosotros.
Entendemos que nuestra dura cotidianidad hace parte de nuestro compromiso y concepción de la vida, de nuestros ideales políticos de nuestra ética y convicciones. No nos quejamos. Por ello y mientras no encontremos entre todos los caminos de la reconciliación y la convivencia democrática continuaremos desarrollando la guerra de guerrillas intensamente para resistir la agresión, participar dinámicamente en las luchas políticas y sociales y para abrirle caminos al poder popular y a la Nueva Colombia.
No en vano hemos resistido en los últimos 12 años la más grande ofensiva imperial en Latinoamérica contra una fuerza revolucionaria, con más razones, realidades sociopolíticas, ideología, moral revolucionaria y esfuerzos, que recursos económicos, así les duela a nuestros detractores.
Con las banderas del canje en alto saludo a todos los prisioneros de guerra a los presos políticos, mi abrazo solidario y combativo a todos ellos y a ese símbolo de la dignidad Fariana que es Simón Trinidad extraditado por un bandido mafioso, y condenado en un juicio político amañado en los Estados Unidos; nuestro afecto colectivo a Simón Trinidad que mostró ante el mundo la solidez de la moral que nos cimenta.
Saludo a las camaradas prisioneras que enfrentan con dignidad y altivez revolucionaria las continuas provocaciones y humillaciones de que son objeto por no ceder ni al asqueroso chantaje oficial, ni a las ofertas rastreras de algunas ONG de gruesas chequeras y reaccionarios pensamientos. La condición de guerrillera Fariana no tiene precio solo genera compromisos, orgullo y la inmensa satisfacción de vivir de pie con la frente en alto desbordando transparencia y entrega en la lucha por la nueva sociedad.
Saludo a los familiares de nuestros presos tan olvidados por los medios de comunicación.
Saludo a los guerrilleros, a los milicianos, a los combatientes bolivarianos y luchadores populares que se reponen de sus heridas o que han sido mutilados o dejados inválidos producto de los impactos de los sofisticados arsenales oficiales de la última tecnología que si están aprobados por el Derecho Internacional Humanitario.
En el 2011 redoblaremos actividades en todo sentido con la fuerza que nos proporcionan nuestras convicciones, el cuidado que nos impone la experiencia y el enorme aliento de todos los camaradas caídos y el de Manuel, Jacobo, Raúl, Iván, el de Jorge Briseño, ese huracán de verdades y compromisos revolucionarios, ese titán pleno de consecuencia en su pensamiento y práctica como combatiente bolivariano.
A todos el saludo convocante de las FARC-EP por avanzar el año que inicia en la solución política del conflicto, la justicia social, la soberanía nacional y la plena participación democrática del pueblo en la formación de su destino.
Éxitos en el 2011, fuerte apretón de manos y hasta la victoria.
FARC-EP / (Revista Resistencia, primera semana de enero 2011)
La paz de Colombia es la paz del continente, FARC-EP
"Señores presidentes: cuando lo estimen oportuno estamos dispuestos a exponer en una asamblea de UNASUR nuestra visión sobre el conflicto colombiano"
Conversemos: las FARC-EP al nuevo gobierno (Parte I)
En esta primera parte, el comandante Alfonso Cano habla de la tarea encomendada a J. M. Santos. Explica de que se trata o con que se come la “seguridad democrática”, la “confianza inversionista”, y las “bacrim” (mejor dicho: los tres huevitos de Uribe). El comandante insurgente además expone sobre el problema de la tierra, la pobreza, la injusticia, y reconoce también el accionar de sectores independientes y honestos que aún luchan desde el poder judicial contra la impunidad que pretende imponer el régimen para los corruptos miembros de su gobierno, responsables de crímenes de lesa humanidad, auspiciadores de la guerra, narcotraficantes y terratenientes la mayoría parapolíticos. Cano insta a J. M. Santos a que se desprenda de estos huevitos del crimen, y mejor considere el camino de la democracia, la justicia, los ddhh, es decir el camino para entenderse con la insurgencia revolucionaria de las FARC-EP.
Conversemos: las FARC-EP al nuevo gobierno (Parte II)
En esta Segunda parte, el comandante Alfonso Cano se refiere a las notables investigaciones que ha realizado la Corte Suprema de Justicia en aras de descubrir las garras del narco-paramilitarismo que se hizo al poder en Colombia a base del crimen, cuya última y avanzada expresión de gobierno es Uribe y el uribismo. El Secretariado de las FARC-EP en la voz de su comandante máximo INVITAN AL DIALOGO y la búsqueda de la solución política para el conflicto interno colombiano, con soluciones sociales y económicas que beneficien a todos los compatriotas. Cano insta al gobierno entrante: CONVERSEMOS, y pide que no le oculten a Colombia la tragedia de esta guerra que tiende a prolongarse. Y siempre habrá quien empuñe las armas para reclamar sus derechos si la oligarquía insiste y se empeña en negarlos, vaticina el comandante guerrillero.
Conversemos: las FARC-EP al nuevo gobierno (Parte III)
En la tercera parte el comandante Alfonso Cano invita a reflexionar sobre el actual régimen político corrompido y mafioso, profundiza el análisis sobre las problemáticas del campesinado y sobre la urgencia de una reforma agraria democrática. Explica por qué no es cierto que las FARC hayan tomado el camino del narcotráfico, se trata de una vulgar mentira para ocultar sí la narco-parapolítica del régimen uribista. –Estamos- dice Cano, desarrollando con convicción nuestros planes militares y políticos, pero sin perder de vista la búsqueda de la paz. La insurgencia invita a conversar, ese es el mensaje central de las FARC-EP.
Ante el triunfo ilegítimo del continuismo...
Las FARC-EP convocan a la movilización popular
“Este bicentenario del grito de independencia debe dar paso a la lucha del pueblo por sus derechos, por la patria, por la soberanía, la justicia social y la paz.” “...Sólo la lucha unificada puede conducirnos a una Colombia Nueva. Como lo hemos consignado desde Marquetalia en 1964: estamos dispuestos a buscar salidas políticas al conflicto, reiterando al mismo tiempo, que nuestra decisión de entregarlo todo por los cambios y los intereses populares, es irreductible, sin importar las circunstancias, obstáculos y dificultades que nos impongan. La justicia social espera triunfar en la movilización del pueblo.” (apartes del comunicado insurgente posterior a la elección del paramilitar Santos)
Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia
Rindamos tributo en esta efeméride al inca Tupac Amaru, al comunero José Antonio Galán, al negro José Leonardo Chirinos, y a todos los descuartizados por la criminal opresión de la corona española. Honor a la joven Policarpa Salavarrieta arcabuceada por los terroristas pacificadores encabezados por el general español Pablo Morillo. Gloria eterna a Francisco José de Caldas, Camilo Torres Tenorio, a Francisco Carbonel y a todos aquellos, que supliciados en los patíbulos, nos mostraron con su ejemplo el camino de la libertad. A los precursores de nuestra independencia, Miranda, Nariño y Espejo, nuestro reconocimiento eterno. Tenemos que desenterrarlos, sacarlos de las fosas del olvido en las que los ha confinado la mentirosa historiografía de los que desviaron el rumbo de la patria, para que sigan en batalla. FARC-EP, Año bicentenario del grito de independencia
Comandante guerrillero Jorge Briceño, conocido cariñosamente como El Mono Jojoy
Saludo al Congreso Fundacional del Movimiento Continental Bolivariano
Alfonso Cano, Jacobo Arenas y Manuel Marulanda, a comienzo de la decada de los ochenta
Partes de guerra FARC-EP
Manuel Marulanda visto por el pintor Botero
El legendario Manuel, Carlos Antonio Losada, Joaquin Gomez del Bloque Sur, y al fondo Ivan Rios
Sobre la liberación del
Cabo Moncayo
1. En cumplimiento de la palabra empeñada y en interés de que el cabo Moncayo y el soldado Calvo estén pronto en libertad, y que doña Emperatriz de Guevara pueda llevar los restos de su hijo, reiteramos que es necesario conocer los protocolos que puntualicen las garantías oficiales por medio de las cuales se impedirán provocaciones, como ocurrió en ocasión anterior con motivo de otras liberaciones unilaterales.
2. Una vez sean dados a conocer los protocolos de garantías por parte del gobierno nacional, será a través de la senadora Piedad Córdoba, como dirigente de Colombianas y colombianos por la Paz, que coordinaremos la preparación y materialización de estas liberaciones, con la participación del profesor Gustavo Moncayo y el acompañamiento humanitario del CICR y la Iglesia Colombiana.
Secretariado del Estado Mayor Central, FARC-EP
Diciembre del 2009
Comunicado del Frente 48
Homenaje a Manuel en Caracas
Las Lecciones de la Historia - por Pablo Catatumbo
La decisión de Uribe de permitir la instalación de 7 bases militares de los Estados Unidos en territorio colombiano es un acto de alta traición a la patria latinoamericana. Ceder el territorio como base de agresión contra países hermanos, contra los mismos connacionales, y como puntal de consolidación de una estrategia de predominio continental, debe llenar de vergüenza el alma de los colombianos. No hay argumento más irrisorio y cínico que el de Uribe para explicar, que en este caso, no se configura pérdida de soberanía, porque los militares colombianos estarían al mando de tales bases. Lo que ocurre en la base aérea de Tres Esquinas, o en Barrancón, es un mentís de proporciones faraónicas. Allí mandan los gringos. Los oficiales colombianos, como ocurría en Loma Linda, ni siquiera podrán aproximarse a las barracas e instalaciones donde trasiegan los militares norteamericanos. FARC-EP
La gran Colombia, compromiso de las FARC-EP
La guerrillerada en un momento de descanso
América Bolivariana en pie de Lucha
Programa Agrario de las FARC-EP proclamado en Marquetalia el 20 de Julio de 1964
Esta propuesta histórica fue ampliado el 2 de Abril de 1993 en la Octava Conferencia Nacional de las FARC-EP. El video incluye comentarios de Carlos Antonio Lozada/Estado Mayor Central
Comandante guerrillero Iván Márquez al lado del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela
Comandante Pablo Catatumbo, jefe nacional del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia
Entrevistado por TELESUR
Marcha popular en homenaje a Manuel
Joaquín Gómez, Simón Trinidad y Carlos Antonio Lozada, al lado del inolvidable Raúl Reyes
Raul Reyes, su memoria camina y combate por toda Colombia y convoca a la movilizacion popular
mural en homenaje al mas grande los guerrilleros de la America
Saludo de la Comisión Internacional al Camarada Fidel
AL en pie de lucha - FARC-EP
Comandante de la Columna Movil Jacobo Arenas, junto a dos guerrilleros indigenas del Cauca
Popularmente conocido como "Caliche", el comandante de la columna movil Jacobo Arenas conversa con la poblacion a escasos metros de la carretera Panamericana que une a Popayan y Cali en el suroccidente colombiano
Alfonso Cano / Comandante de las FARC-EP
Mensaje de Alfonso Cano Comandante en Jefe de las FARC-EP
Timoleón Jimenez, Alfonso Cano y Jorge Briceño junto al legendario comandante Manuel
Raúl Reyes, memoria indeleble en la batalla por el canje humanitario y la paz
Con Simón Bolívar y Manuel... Hasta la victoria!
Guerrilleros de las FARC-EP
Manuel vive y vivirá por siempre en las luchas populares de América Latina
¡La sencilléz, profundidad política y calidad humana de Iván Ríos vivirá por siempre!
Mensaje de Alfonso Cano en el lanzamiento del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia
44 Aniversario de las FARC-EP
Discurso de Timoleón Jimenez miembro del Secretariado en homenaje al legendario comandante guerrillero Manuel Marulanda Vélez.
Nuestra lucha hasta que regresen Simón y Sonia, prisioneros del imperio