Camaradas del Secretariado del Estado Mayor central, Estados Mayores de bloques y frentes, Comandos Conjuntos, mandos de Columnas Compañías, Guerrillas y Escuadras, guerrilleras y guerrilleros, integrantes de las milicias bolivarianas, compañeros del PC3 y Movimiento Bolivariano, reciban un cálido saludo revolucionario, colmado de mis mejores deseos por un año nuevo colmado de éxitos.
Al despedir el año que termina y saludar al 2011 envío a través de todos ustedes un mensaje solidario a los millones de colombianos que en estas épocas de intensas lluvias han sido víctimas de inundaciones y derrumbes como consecuencia directa de la inclemente, desmedida e irracional explotación capitalista de nuestras riquezas naturales, del aumento incontrolado de las aéreas destinadas a grandes potreros ganaderos que aceleran la erosión del suelo patrio, y, consecuencia también de la imprevisión, el desgreño y la corrupción que caracterizan la gestión de la administración pública en Colombia.
Saludo al pueblo que aguanta sobre sus hombros el peso de la crisis secular de nuestra sociedad, generada por la dependencia neocolonial de Washington, por el terror del Estado, por las estrategias neoliberales del régimen, por la estructura latifundista de nuestros campos y la corrupción que envenena las costumbres políticas, paraliza el progreso y acrecienta las grietas sociales.
De la multiplicidad de aspectos de primer orden que deber abocar a Colombia en el 2011, reclamo especial atención alrededor de dos proyectos de ley que hacen trámite en el parlamento, relacionados uno, con la reparación de las víctimas de la violencia que sufre el país desde hace ms de 62 años, y el segundo alrededor de la propiedad y usufructo de la tierra, temas interdependientes el uno del otro, dos caras de la misma moneda, vertebrales en la historia reciente de Colombia, muy densos para su tratamiento, pero esenciales, si se busca fomentar un futuro de reconciliación y democracia.
Los dos temas necesitan, y eso lo debemos luchar, bases ciertas y manejos serios, si se pretende contribuir de verdad a la solución del conflicto; en el primero el punto de partida debe ser el reconocimiento taxativo de los partidos tradicionales y del Estado, de su responsabilidad en el inicio de esta fase de la confrontación que nos azota desde 1948, dinamizada posteriormente durante la guerra fría, con la inserción de la doctrina de la seguridad nacional como concepción de Estado en Colombia. Un reconocimiento tal, desatara vertiginosamente un proceso de reconciliación basado en la verdad.
En el segundo, sobre una reforma agraria, es inaplazable regresar las tierras usurpadas en todos estos años a sus verdaderos dueños, a colonos y campesinos, así como restituir las suyas a las comunidades indígenas y entregar las que pertenecen a las comunidades negras; esto es imperioso, pero todo el proceso será un esfuerzo inocuo sino se tiene como sustento la decisión de liquidar el latifundio que crece como un cáncer.
Según un estudio del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y de CORPOICA del año 2001, las fincas de ms de 500 hectáreas correspondían al 0.4% de los propietarios que controlaban el 61.2% de las superficie agrícola, en un proceso de progresiva e infame concentración que viene de años atrás y que no para.
Una ley de tierras moderna y con visión estratégica, sembradora de paz, debe incluir inexorablemente ayudas económicas y tecnológicas, facilidades para el mercadeo, vías, pero ante todo y necesariamente armonizar en ella lo social, lo territorial, lo cultural, lo ambiental y lo espacial en todos sus considerandos y prospecciones.
Estos dos proyectos de ley tienen un condicionante esencial en su elaboración, análisis, discusión, aprobación y concreción deben participar protagónica y decisoriamente los sectores afectados, el pueblo que ha sufrido en carne propia la violencia del Estado, del paramilitarismo y del latifundio.
Sera iluso pensar que un parlamento como el actual de tanta y tan reconocida herencia y representación narcoparamilitar va a sacar adelante una ley de tierras y una de reparación de víctimas que favorezca en justicia a los sectores populares.
Haciendo parte estos dos aspectos de la raíz del conflicto colombiano es evidente que se requiere de un escenario realmente democrático y representativo que agarre el toro por los cachos y proyecte una solución definitiva.
Con estos dos, otros temas reclamaran en el 2011 prioridad en el debate nacional como el inexorable desenmascaramiento del régimen delincuencial, mafioso y cipayo de Álvaro Uribe, el terrorismo del Estado, las concesiones mineras a las grandes transnacionales, el recalentamiento global, el TLC, la decreciente calidad de vida de los trabajadores colombianos bajo la estrategia neoliberal en curso, el desempleo, la inestabilidad laboral, la humillante precariedad de los salarios, la corrupción, la reconstrucción de las viviendas, ecónomas y poblados arrasados por las lluvias en estos meses; aspectos todos a travesados por el debate electoral para alcaldías y gobernaciones.
En todos esos análisis, movilizaciones y bregas participaremos vigorosamente con la plataforma bolivariana como faro, buscando que la unidad y organización del pueblo afiance sus luchas reivindicativas, las potencie, les posibilite ganar confianza en su fuerza independiente al mismo tiempo que aprende de su propia experiencia.
En todas esas jornadas seremos referentes o protagonistas desde la clandestinidad o desde la trinchera. No cejaremos un solo instante de luchar por la solución política del conflicto, por principios, por las certezas que nos motivan, porque somos revolucionarios porque amamos la paz. Las condiciones para lograr la justicia social, la democracia, la soberana y el socialismo, nos las impuso el Estado, no las escogimos nosotros.
Entendemos que nuestra dura cotidianidad hace parte de nuestro compromiso y concepción de la vida, de nuestros ideales políticos de nuestra ética y convicciones. No nos quejamos. Por ello y mientras no encontremos entre todos los caminos de la reconciliación y la convivencia democrática continuaremos desarrollando la guerra de guerrillas intensamente para resistir la agresión, participar dinámicamente en las luchas políticas y sociales y para abrirle caminos al poder popular y a la Nueva Colombia.
No en vano hemos resistido en los últimos 12 años la más grande ofensiva imperial en Latinoamérica contra una fuerza revolucionaria, con más razones, realidades sociopolíticas, ideología, moral revolucionaria y esfuerzos, que recursos económicos, así les duela a nuestros detractores.
Con las banderas del canje en alto saludo a todos los prisioneros de guerra a los presos políticos, mi abrazo solidario y combativo a todos ellos y a ese símbolo de la dignidad Fariana que es Simón Trinidad extraditado por un bandido mafioso, y condenado en un juicio político amañado en los Estados Unidos; nuestro afecto colectivo a Simón Trinidad que mostró ante el mundo la solidez de la moral que nos cimenta.
Saludo a las camaradas prisioneras que enfrentan con dignidad y altivez revolucionaria las continuas provocaciones y humillaciones de que son objeto por no ceder ni al asqueroso chantaje oficial, ni a las ofertas rastreras de algunas ONG de gruesas chequeras y reaccionarios pensamientos. La condición de guerrillera Fariana no tiene precio solo genera compromisos, orgullo y la inmensa satisfacción de vivir de pie con la frente en alto desbordando transparencia y entrega en la lucha por la nueva sociedad.
Saludo a los familiares de nuestros presos tan olvidados por los medios de comunicación.
Saludo a los guerrilleros, a los milicianos, a los combatientes bolivarianos y luchadores populares que se reponen de sus heridas o que han sido mutilados o dejados inválidos producto de los impactos de los sofisticados arsenales oficiales de la última tecnología que si están aprobados por el Derecho Internacional Humanitario.
En el 2011 redoblaremos actividades en todo sentido con la fuerza que nos proporcionan nuestras convicciones, el cuidado que nos impone la experiencia y el enorme aliento de todos los camaradas caídos y el de Manuel, Jacobo, Raúl, Iván, el de Jorge Briseño, ese huracán de verdades y compromisos revolucionarios, ese titán pleno de consecuencia en su pensamiento y práctica como combatiente bolivariano.
A todos el saludo convocante de las FARC-EP por avanzar el año que inicia en la solución política del conflicto, la justicia social, la soberanía nacional y la plena participación democrática del pueblo en la formación de su destino.
Éxitos en el 2011, fuerte apretón de manos y hasta la victoria.
FARC-EP / (Revista Resistencia, primera semana de enero 2011)
En la tercera parte el comandante Alfonso Cano invita a reflexionar sobre el actual régimen político corrompido y mafioso, profundiza el análisis sobre las problemáticas del campesinado y sobre la urgencia de una reforma agraria democrática. Explica por qué no es cierto que las FARC hayan tomado el camino del narcotráfico, se trata de una vulgar mentira para ocultar sí la narco-parapolítica del régimen uribista. –Estamos- dice Cano, desarrollando con convicción nuestros planes militares y políticos, pero sin perder de vista la búsqueda de la paz. La insurgencia invita a conversar, ese es el mensaje central de las FARC-EP.
Las FARC-EP convocan a la movilización popular
“Este bicentenario del grito de independencia debe dar paso a la lucha del pueblo por sus derechos, por la patria, por la soberanía, la justicia social y la paz.” “...Sólo la lucha unificada puede conducirnos a una Colombia Nueva. Como lo hemos consignado desde Marquetalia en 1964: estamos dispuestos a buscar salidas políticas al conflicto, reiterando al mismo tiempo, que nuestra decisión de entregarlo todo por los cambios y los intereses populares, es irreductible, sin importar las circunstancias, obstáculos y dificultades que nos impongan. La justicia social espera triunfar en la movilización del pueblo.” (apartes del comunicado insurgente posterior a la elección del paramilitar Santos)
Sobre la liberación del
Cabo Moncayo
1. En cumplimiento de la palabra empeñada y en interés de que el cabo Moncayo y el soldado Calvo estén pronto en libertad, y que doña Emperatriz de Guevara pueda llevar los restos de su hijo, reiteramos que es necesario conocer los protocolos que puntualicen las garantías oficiales por medio de las cuales se impedirán provocaciones, como ocurrió en ocasión anterior con motivo de otras liberaciones unilaterales.
2. Una vez sean dados a conocer los protocolos de garantías por parte del gobierno nacional, será a través de la senadora Piedad Córdoba, como dirigente de Colombianas y colombianos por la Paz, que coordinaremos la preparación y materialización de estas liberaciones, con la participación del profesor Gustavo Moncayo y el acompañamiento humanitario del CICR y la Iglesia Colombiana.