lunes, 23 de agosto de 2010
De las FARC-EP a la Unión de Naciones de Suramérica UNASUR
Aunque el gobierno de Colombia mantiene cerrada la puerta del
diálogo con la insurgencia acicateado por el espejismo de una victoria militar
y la injerencia de Washington, queremos reiterar a la Unión de Naciones del
Sur, UNASUR, nuestra irreductible voluntad de buscar una salida política al
conflicto.
Es un hecho que éste desbordó, desde hace años, el marco de las
fronteras patrias como consecuencia de las estrategias “preventivas” impuestas
a Bogotá por el gobierno de los Estados Unidos. Si Colombia hoy está ocupada
militarmente por una potencia extranjera, lo es en desarrollo de un interés
geoestratégico, de predominio continental y no en razón de una guerra local
contrainsurgente. Nadie discute que la Casa Blanca asume con preocupación
la presencia política, cada vez mayor en este hemisferio, de gobiernos que
optan por el decoro patrio y la soberanía.
En nuestro país, el Plan Colombia, la estrategia neoliberal, la
violencia institucional y para institucional, han agravado a niveles
insospechados el conflicto, haciendo muy difícil superar esta etapa de
confrontación fratricida sin la ayuda de países hermanos.
El drama humanitario de Colombia clama la movilización y
solidaridad continental. La obsesión oligárquica por someter militarmente a la
guerrilla desde hace 46 años, y la ejecución de los planes guerreristas y
represivos de Washington han costado innumerables masacres, fosas comunes como
la de la Macarena que esconde más de 2000 cadáveres: la más grande de América
Latina, crímenes de lesa humanidad llamados eufemísticamente “falsos
positivos”, un desplazamiento forzoso de cinco millones de campesinos,
desapariciones de ciudadanos por causas políticas, detenciones arbitrarias, 30
millones de pobres en un país de 44 millones de habitantes…
Algunos aluden frecuentemente a la obsolescencia de la lucha
armada revolucionaria, pero nada dicen de las condiciones y garantías para la
lucha política en Colombia. Otros ubican la amenaza en la insurgencia y no en
la estrategia neocolonial del gobierno de los Estados Unidos, pareciendo
ignorar que con guerrilla o sin ella el imperio dará curso a su agenda de
predominio. Y los hay también proclives a presionar a una sola de las partes
contendientes, casi siempre a la insurgencia.
La paz con justicia social y no la guerra por la guerra, ha sido
el objetivo estratégico de las FARC desde su surgimiento en 1964 en
Marquetalia. Si las conversaciones de paz de Casa Verde, Caracas, Tlaxcala y el
Caguán, no llegaron a feliz término, fue porque las oligarquías no quisieron
considerar ningún cambio en las injustas estructuras políticas, económicas y
sociales que motivan el alzamiento. Hoy enfrentamos, enarbolando
incuestionables banderas políticas, la más grande maquinaria bélica que haya
enfrentado guerrilla alguna, pero siempre luchando la posibilidad de una
solución política.
Señores presidentes: cuando lo estimen oportuno estamos dispuestos
a exponer en una asamblea de UNASUR nuestra visión sobre el conflicto
colombiano.
La paz de Colombia es la paz del continente.
Reciban nuestro saludo
De ustedes atentamente,
Compatriotas
Secretariado del Estado
Mayor Central de las FARC-EP
Montañas
de Colombia, Agosto de 2010,
Año
bicentenario del grito de independencia